Capítulo 10: Llorar

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El castaño se sentó al lado de Chuuya, este yacía recostado en su habitación

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El castaño se sentó al lado de Chuuya, este yacía recostado en su habitación. No quería dejarlo fuera de su vista ni un segundo. Se veía tan frágil, perdiendo esa vitalidad que tanto caracterizaba a su compañero.

¿Habrían logrado romperlo? Si no podía volver a ver la sonrisa de su compañero...

Ese pensamiento solo hacía que su ira aumentara nuevamente, algo de ella había bajado al buscar la sangre de cambiantes. Sonrió un poco ante el recuerdo. Todo sea por Chuuya.

Algo que jugo a favor de Dazai, era el hecho de que al ser el cachorro un cambiante, cualquier sangre le serviría siempre y cuando perteneciera a esa raza. Así que no rompió el trato quitándole sangre a los niños, sino que aprovecho de usar a los presos de guerra a los que nunca pagaron el rescate.

Fue divertido....

Habían logrado estabilizarlo, pero el doctor explico que las próximas horas serían críticas, ya que, al ser un niño la perdida masiva de sangre podría terminar en un coma o en la perdida de facultades por el rechazo a la sangre que le habían transferido. Eso normalmente no ocurriría, pero el cuerpo de Chuuya era muy distinto al de un cambiante normal.

Tomo la mano del cachorro, no pudo evitar pensar que era tan pequeña, casi la mitad de su mano.

Aún no comprendía la mentalidad de los cambiantes para hacerle tanto daño a un niño tan pequeño.

- Cachorro, tienes que despertar ¿No querías ir a ver las flores? - le comento con voz suave. Solo esperando una reacción, pero el niño continuo sin hacer ni un gesto.

Apretó su mano con suavidad. Solo queriendo una señal. Algo para saber que estaba bien.

 



Pasaron unas horas antes de que el niño se removiera incómodo. Sus ojos parpadearon en un intento de mirar su alrededor. No sentía dolor, pero ¿Dónde estaba? Comenzó a entrar en pánico hasta que sintió el aroma relajante del vampiro a su lado.

- ¿Dazai...?

Sus ojos azules parpadeaban confusos. Lo único que reconocía del lugar era al castaño.

- ¿Como te sientes?

El pelirrojo lo miro confundido, los recuerdos llegaban de a poco a su mente.

- No duele – susurro mirándose la mano que hace solo unas horas estaba rota – Dolía mucho

El castaño chasqueo la legua con molestia ante eso. Chuuya no debería sufrir como lo hizo.

- ¿Puedes mover las manos y piernas para mí? – Tenia que comprobar si había algún problema secundario

Chuuya hizo lo que le indico sin quejarse. Dazai le sonrió

- Todo bien entonces

Por su capacidad de moverse y hablar podía asegurar que no había problemas secundarios, de todos modos, enviaría al doctor después.

Lo Que El Corazón Anhela - Soukoku//ShinsoukokuWhere stories live. Discover now