CAP 13 CAUTIVAS

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Refugio de la familia Romanov, Rusia

-¡Llegaron! -Wanda entró apresurada al despacho de su abuelo Alexander para informarle a él y su hermano que su padre había regresado.

-¿La trae con él? -Alexander preguntó ansioso, levantándose de golpe de su asiento para salir pronto de ahí.

-Parece ser que si... -Wanda respondió un tanto insegura, lo único que sabía es que su padre venía acompañado.

-No pienso esperar un segundo más. -Alexander les informó a sus dos nietos para finalmente ir a su encuentro con su hijo Thor mientras los nerviosos y la desesperación le carcomían el estómago.

Mientras tanto Thor se encontraba acariciando las mejillas frías y enrojecidas de la mujer con el dorso de su mano, bajando la yema de su pulgar con curiosidad hasta esos labios rosados y carnosos que alguna vez había besado con suma pasión. El ruso se mojó los labios y con el tiempo encima se dispuso a cubrir el cuerpo de Melina con su propia chaqueta para poder bajar de su auto y meterla pronto a la casa de la familia Romanov. El rubio estaba tan fuera de sí por la presencia de la mujer que ni siquiera se había tomado el tiempo para pensar en cómo reaccionaría su padre al saber que habían fallado con la misión. Así que con el afán de no encontrárselo hasta poner a salvo a la hija de Iván aún dormida, pensó en escabullirse por las escaleras del servicio para llegar más rápido hasta su habitación, lugar donde la resguardaría del punzante frío del invierno.

-¡Hijo! ¡Thor! ¡Papá! -Las voces de su familia comenzaron a escucharse cada vez más cerca, así que se apresuró a subir con más rapidez dejando que fuese Clint quien diera la cara primero.

-¿Me dejará con todo el paquete? -Clint le gritó mientras lo veía desaparecer.

-Encárgate, bajo en unos minutos.

Thor respondió antes de cruzar la puerta que le daría acceso al pasillo de la tercera planta en la cual se encontraba su habitación. El hombre caminó a pasos grandes para de una vez por todas meter a Melina bajo las mantas gruesas y tersas de su cama, una cama que desde la muerte de su esposa no había recibido a ninguna otra mujer en ella.

-¡Dónde está! -Alexander exigió cuándo finalmente llegó al garage.

-Señor... Tuvimos un pequeño inconveniente... -Clint comenzó su reporte.

-¿Dónde está papá? -Pietro frunció el ceño y miró en dirección a las escaleras de servicio algo extrañado.

-Dime dónde está mi nieta, Belov... -Alexander gruñó furioso, apartando su saco para mostrar su arma de forma amenazante.

-Señor... La chica no se encontraba en la mansión... Al parecer escapó con uno de los hombres de seguridad que cuidaban de ella. -Clint dijo toda la verdad, observando al ruso elevar su arma para apuntarle sin titubear.

-¿Entonces quién demonios venía con mi padre? -Wanda preguntó confundida, elevando la curiosidad de su abuelo también.

-¡Habla! -Alexander le hizo una seña con su arma, retirando el seguro para que no pensara siquiera en mentirle.

-La hija menor de Iván Alianov... -Clint confesó recibiendo una maldición por parte del viejo mientras ambos hijos se miraban sin comprender qué demonios estaba pasando.

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