CAP 24 SIN RAZÓN

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-Señor, la chica cayó. -Carol susurró al teléfono mientras esperaba a que llenaran nuevamente su vaso con más vodka.

-Muy bien, Carol... Obtengan la ubicación y después mátenla. -Iván fue contundente ante su solicitud.

-Así será, señor. Lo mantendremos informado. -Carol colgó finalmente la llamada. Esta vez no cometerían ningún error, todo estaba fríamente calculado y parecía que el viento comenzaba a soplar a su favor.

Iván, por otro lado, se puso de pie con mucha dificultad y caminó hasta una sección de la pequeña biblioteca que ocultaba un trasfondo secreto entre los libros. El ruso activó la pequeña compuerta corrediza con su única mano sana y en cuanto pudo liberó la entrada que le daba acceso a una caja fuerte.

-Maldita la hora en la que te cruzaste en mi camino Romanov... -Ivan gruñó colérico y adolorido mientras cerraba los ojos y hacía un pequeño viaje al pasado.

El ruso recordaba perfectamente bien la noche en la que el destino unió a ambas familias durante una cena de negocios en Suiza. Alek Romanov había quedado tan hechizado con la bella de su hija mayor al igual que el resto de los presentes. Lo que jamás imaginó es que ese ruso había llegado para quedarse y no le pareció tan mala idea hasta la noche en la que su hija le contó sus planes a futuro, un futuro en el que él y el negocio familiar salían sobrando y fue aún peor cuando su repentino compromiso lo abofeteó sin piedad.

Ella ya no era más su pequeña niña.

Y fue aún más estúpido al pensar que en algún momento de aquella historia romántica ambas familias podrían hacer una alianza que beneficiaría el futuro de todos, pero la pareja tenía planes diferentes y Alexander Romanov los apoyaba. Él siempre había quedado como el padre insensible, tirano y egoísta que desaprobaba cada decisión de su hija cuando en realidad lo único que deseaba era que ella pudiese seguir sus pasos y algún día poder tomar su lugar para dirigir con orgullo la Bratva.

Nastia se fue alejando poco a poco de él, Alek la había convertido en alguien completamente diferente y sus sospechas cayeron sobre el ruso poco tiempo después de que anunciaran la llegada de su primer bebé. Iván se había sentido tan feliz de recibir aquella noticia, pero todo se había ido al demonio cuando su hija decidió abandonar la mansión y su puesto dentro del negocio para dedicarse por completo a su familia.

La desconocía, aquella joven llena de miedo e inseguridad no era más la niña tenaz e inteligente que había criado y todo gracias a la manipulación que Alek ejercía sobre ella.

Su amor por Nastia era aún más grande de lo que pudiesen imaginar y a pesar de sufrir el rechazo que ella mostraba hacía su cercanía, la respetó al obedecer su capricho de apartarse un tiempo de ellos, pensando inútilmente que quizá solo se trataba de una etapa o sobreprotección exagerada hacia su nieta. Sin embargo, cuando un segundo Romanov intentó entrar a su vida para robarle a su pequeño tesoro de 17 años su paciencia terminó por completo, cayó en la locura total, su paranoia y odio comenzó a acrecentar más y más en contra de aquella familia que parecía querer arrebatarle todo.

Y así fue... El destino siguió su rumbo, su nieta Natalia continuó creciendo alejada de él con rapidez y él solo podía conformarse con algunas fotografías que recibía por correo. El segundo embarazo llegó y la traición de su sangre salió finalmente a la luz. Nastia y Alek Romanov habían conspirado de alguna forma en su contra para realizar una transacción millonaria de una cuenta que su difunta esposa había dejado para sus hijas antes de morir. Aquel dinero solo podía ser tocado hasta el día en el que él muriera y a su hija no le importó ignorar la voluntad de su propia madre para cumplir con el capricho de su esposo. Porque Iván estaba seguro que Nastia solo estaba siendo una víctima más de la ambición y sed de poder de los malditos Romanov.

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