CAP 10 CAOS

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-Estoy seguro que va lucir mucho más lindo colgando de tu cuello que del mío, Nattie...

Steve salió del baño completamente vestido, pero aún descalzo mientras ella se encontraba sentada en la orilla de la cama peinándose el cabello con sus dedos, y portando un ligero y corto albornoz de seda blanca que cubría la desnudes de su cuerpo.

El estado de ánimo de la chica había cambiado de un segundo a otro y justo en ese instante se sentía demasiado pensativa. No había dejado de pensar en regresar a la mansión para ir al baño de su habitación y darse un pequeño pase de heroína que la hiciera capaz de soportar la inestabilidad que sentía bajo sus pies. A veces simplemente no sabía quien era o que hacía ahí... A veces simplemente se sentía perdida en la oscuridad al igual que en todas esas pesadillas que la atormentaban mientras dormía. Era algo con lo que había aprendido a vivir hace mucho tiempo.

-Nattie... -El le susurró con suavidad para llamar su atención.

-¿Seguro que quieres que me lo quede? Es tan valioso para ti... Si lo pierdo vas a enfadarte mucho conmigo. -Natalia respondió después de haber estado mirando silenciosamente en dirección a la ventana, mirándolo con duda mientras él sostenía el relicario entre su mano para acercarse a ella.

-Muy seguro y será aún más valioso para mi porque tú estarás cuidando de el... Promete que verás su interior sólo cuando tu corazón se sienta listo. -Steve suavizó la voz y se sentó a su lado para desabrocharlo y extenderlo frente a ella.

-No lo sé... -Ella negó con la cabeza y él no tardó nada en notar el cambio de su mirada.

-¿Estás bien? Dime qué pasa... -Le susurró con cariño, pero ella se apartó para ponerse de pie.

-¿Y si miro antes? -Natalia ignoró su pregunta, se mordió el labio, y caminó hasta la ventana. El sol comenzaba a asomarse, provocando que la luz rebotara contra las gotas congeladas que colgaban de los árboles del jardín trasero.

-Pequeña... Está bien. Nada hará que cambie mis sentimientos por ti. ¿De acuerdo? Ahora es tuyo, así sabrás que también llevas en tu pecho una parte muy especial de mi. -Steve la rodeó por la cintura y depositó un suave beso sobre sus labios en línea recta, sintiendo al poco tiempo como se paraba de puntitas para elevar sus brazos y abrazarlo con necesidad.

-De acuerdo... Lo cuidaré como si fuese tu corazón el que llevara ahí dentro. -Ella respondió con poco entusiasmo.

-Dime que tienes, por favor... -Él le susurró al oído, estrechándola con cariño y sintiendo como hundía su rostro en el hueco de su cuello.

-No es nada, sólo estoy algo cansada... Es todo. -Ella fingió estar más tranquila, sintiendo al castaño soltar su cuerpo y retroceder un poquito para colocar el bonito relicario en su cuello. Steve sabía que mentía, pero le daría el espacio que necesitaba para darle la libertad de ser completamente honesta con él cuando estuviese lista.

-Ok... -Le dijo resignado.

Rogers abrochó bien la cadena y acomodó la bonita joya con cuidado sobre su pecho, acomodando su cabello pelirrojo y aún húmedo detrás de sus hombros también. No tenía dudas de cuán hermosa era la chica y de que a pesar de que le llevara algunos años de diferencia conseguía alterar su ritmo cardíaco con una simple sonrisa y aunque le diera vergüenza reconocerlo, conseguía enloquecer sus hormonas también con una rapidez inigualable.

-Ya ves, luce precioso en ti... -Rogers se aclaró la garganta y acomodó la medalla de corazón entre el inicio de sus senos, cerrando con inocencia el cuello de su albornoz al instante para luego soltar un suspiro que la hizo sonreír y negar con la cabeza.

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