CAP 9 TE QUIERO

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Iván Alianov le hizo una seña con la mano a Carol para que una vez más tirara de la cuerda que dejaría caer la cabeza de Loki Romanov dentro de una enorme tina de agua con hielo. El jefe de la Bratva Rusa se encontraba marcando el tiempo en su elegante reloj de muñeca para anunciar cuando la rubia debía tirar nuevamente de la cuerda para dejarlo respirar un segundo antes de que pudiese caer inconsciente.

-Sácalo... -Iván ordenó mientras miraba de reojo a Peggy dirigir a sus hombres para escarbar cada rincón de aquella madriguera en busca de algo que pudiese indicarle que esa rata lo había traicionado.

-Iván... Señor Alianov... -Loki soltó con dificultad abriendo la boca como un pez para llevar oxígeno a sus pulmones mientras sentía su rostro entumido por completo.

-Una vez más... -Iván ordenó antes que el ruso pudiese decir más.

Carol esperó atenta a las indicaciones de gran jefe para sacarlo finalmente y darle unos segundos para que pudiese llenarse de oxígeno. Estaba seguro que diría todo lo que sabía.

-Última oportunidad amigo... -Iván arrastró una silla y se sentó frente al cuerpo de Loki que colgaba de la cuerda.

-Te diré todo... Se trata de mi padre... Alexander... Quiere a la chica. -Loki tosió con desesperación, sintiendo como la cuerda lo dejaba caer unos centímetros como amenaza.

-Dime que tanto sabe... -Ivan exigió, sacando su arma para apuntar directo a su cabeza.

-No, no, no... Alto, hay más... -Loki parpadeó con dificultad sintiendo como su sangre se concentraba en su cerebro.

-Habla... -El ruso le quitó el seguro a su arma.

-No hay nada señor... -Peggy gritó desde su posición y efectivamente el ruso parecía ser demasiado astuto.

-Alexander sospecha de la chica... La quiere con él y hará hasta lo imposible por quitártela... -Loki, escupió desesperado, pegando un fuerte grito cuando el ruso soltó un disparo en su brazo.

-Es todo lo que sé... -Loki gritó adolorido, había sido un simple roce, pero dolía como los demonios.

-Se qué hay más... Habla... -Iván preparó su arma, pegando la boca del arma sobre su frente.

-De acuerdo... Hay un traidor dentro de tu gente... Un traidor que fue enviado por Alexander Romanov. Solo están esperando el momento para dar el gran golpe... Es todo lo que sé, lo juro... -Iván miró en dirección a la chica nueva, Peggy... para después mirar nuevamente al hombre y hacerle una seña a Carol con la cabeza.

-Ya sabes que hacer, Carola... -Iván soltó furioso, girando para salir de ahí y pensar en cuál sería su siguiente movimiento, pero debía esperar a que su mejor asesino estuviese listo para ir de una maldita vez por la cabeza de Alexander Romanov. Debía hacer exactamente lo que hace muchos años debió hacer, terminar de una maldita vez con la Mafia Roja y con cada uno de los integrantes de la familia Romanov.

Carol, sumergió al hombre una vez más bajo el agua helada y después lo noqueó con su arma, dejándolo tendido sobre el piso de aquella bodega. Los hombres de la Bratva Rusa abandonaron el sitio, incendiando todas las pertenencias del traidor que hasta la fecha no dejaba de ser de gran utilidad para Iván.

Por otro lado, era Lunes por la noche cuándo Melina tomó su decisión final. Habían pasado casi dos largos días del atentado y de haberse mantenido ocultos y sin ninguna clase de comunicación con el exterior de aquella casa de seguridad. La castaña sabía que era un hecho que las opciones eran escasas, una de ellas era regresar a su antiguo refugio y la otra quedarse en Rusia a que las mataran.

-Natalia, ven aquí il mio amore ... -Natalia identificó esa expresión bastante bien y eso solo significaba problemas.

-¿Ahora que hice? -La rusa levantó su rostro del plato de cereal que acaba de vaciar sobre la isla de la cocina para ver en dirección al gran sofá en el que su tía Mel se encontraba leyendo el periódico.

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