CAP 11 ESTUPIDEZ

851 92 98
                                    

-¡Basta!

Natalia jadeó y le dio un golpe en el hombro para que dejara ya de besarla, consiguiendo que él sonriera satisfecho mientras poco a poco iba aminorando la intensidad con la que su boca reclamaba la suya mientras la respiración de ambos iba frenética en busca de más oxígeno.

Ninguno podía negar que habían echado de menos tenerse así de cerca mientras disfrutaban de un buen beso apasionado y deseaban poder quedarse así por el resto de sus vidas, pero ella estaba demasiado enojada como para dejar que su orgullo brillara por su ausencia.

-No vas a huir esta vez... -Steve le susurró sobre sus labios rosados tan suaves y entre abiertos, abriendo sus ojos para buscar su mirada que ya lo estaba atravesando con esos ojos filosos y enfadados tan hermosos que tenía.

-¡Ya suéltame! -Ella lo empujó para apartarlo y él la apretó un poquito más contra su cuerpo, causando que la rusa soltara un gracioso jadeó de sorpresa.

-No te soltaré... Hablarás conmigo y me dirás porque haz estado evitándome. -El le dijo en un tono mandón que la hizo gruñir mientras caminaba con ella entre sus brazos en dirección a alguna parte, invadiendo aquella habitación que le pertenecía al viejo, pero que por alguna razón había pasado a segundo plano.

Natalia lo empujó terca nuevamente sin mucho éxito y desvió su rostro cuando él intentó reclamar sus labios otra vez siendo ahora su mejilla sonrojada la que recibió un beso suave y delicado que le erizó todos los vellitos del cuerpo cuando él frotó su barba sobre su pómulo para robarle una sonrisa.

-No podemos estar aquí, es la habitación de mi abuelo. Si nos ve juntos va asesinarte. -Natalia le dijo con seriedad y él ceño fruncido, sintiéndose confundida cuando él le mostró esa boba, blanca y perfecta dentadura blanca al sonreír.

-¿Té preocupas por mi? -Él preguntó con sorna...

Rogers sólo quería arreglarlo todo de una maldita vez para poder comérsela a besos aunque estaba dispuesto a hacerlo a pesar de que ella estuviese terriblemente enfadada con él. Nadie le impediría que la besara hasta saciar la sed de sus labios, unos labios que la entrañaron como un maldito desquiciado.

-Pfff... Muérete... -Ella rodó los ojos y bufó con indiferencia mientras él no borraba esa gran sonrisa engreída de su cara, deteniendo sus pasos cuando el americano chocó la espalda de Natalia contra la puerta de un un enorme closet.

-No sabes mentir, niña... -Él sonrió, recibiendo un golpe en el hombro que sólo lo hizo rodear bien su cintura con sus brazos.

-Y tú mientes demasiado bien... Mi abuelo... -Natalia iba a dar un largo discurso, pero él la interrumpió de inmediato.

-Me importa un carajo lo que pueda pensar o decir tú abuelo, no le tengo miedo ni le dedo absolutamente nada... Y si mi destino es morir asesinado por haberme enamorado de ti lo acepto... -Él le confesó sin ninguna duda, ganándose la atenta mirada confundía y a la vez sorprendía de la pelirroja quien se quedó quieta y sin aliento sin saber que decir a eso.

-¿Qué tú que? -Ella preguntó en un hilo de voz nervioso, parpadeando un par de vez incapaz de creer que él hubiese dicho eso.

-Me enamoré de ti, Natalia y no quiero seguir negándome a lo que dicta mi corazón... Solo dame unos minutos para aclarar todo. Habla conmigo, dime que está pasando, dime porque estás tan molesta. -Él arrugó la frente y suspiró afligido.

Steve le suplicó con unos ojos desesperados, observando como la chica desviaba la mirada para no enfrentarlo, pero él se encargó al instante de subir una mano hasta su mentón para acariciarlo con su pulgar y hacer que ella ladeara por completo su rostro para conectar finalmente sus orbes claros con los suyos, pero ella se estaba resistiendo demasiado y eso lo estaba matando.

🇷🇺RUSSIAN Братва 🇷🇺Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora