Capítulo 19

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Como dijo Kara, tenía la llave y se encontró a Lena en el ascensor. La pelinegra le fulminó con la mirada cuando la rubia sonrió de manera vacilante. El camino hasta la habitación se hizo silencioso y, la rubia, sin decir nada, abrió la puerta y dejó pasar a Lena. Ella, sin embargo, se detuvo frunciendo el ceño y se cruzó de brazos.

—Lo sé —adivinó Kara los pensamientos de la pelinegra.

Ella se estaría preguntando a qué venía ahora de tratarla tan amablemente después de haber sido tan petarda. Pero eso también formaba parte de su plan. La rubia sabía que, si cruzaban la puerta, Lena la ignoraría y se iría a la cama como ella dijo. Se dormiría y hasta el año que viene no la vería, cosa que no serviría porque necesitaba resolver esta noche sus dudas. Así que tenía que engatusarla: ser la mujer inocente, dulce y adorable. Esa que tanto le gustaba a Lena, aunque lo negase.

—Me he comportado como una estúpida. No ahora, sino en todo el día. Puede que en toda la semana desde que hablamos en realidad. Además, teníamos un trato y lo he roto, por no decir que he bromeado sobre cosas que no debía, he hecho lo que me ha dado la gana cuando te dije que no volvería hacer nada y sé que te ha molestado cuando te has ido así... —ladeó la cabeza tiernamente, con un rostro apenado y la pelinegra apartó la mirada, viendo la puerta abierta—. ¿Cómo voy a conseguir siquiera caerte bien si desde primeras hago que no confíes en mí? —preguntó casi riéndose y Lena se encogió de hombros, intentando no mostrar que no le importaba en absoluto, pero la rubia realmente le había llamado la atención—. Así que lo siento. Tienes razón. No volverá a pasar... —se acercó y la miró con una sonrisa encantadora, encontrándose con la mirada de Lena—. ¿Me perdonas? —susurró cual niña pequeña y la pelinegra suspiró—. No me importaría ir mañana a por el café que tanto te gusta con tal de que lo hagas —bromeó la rubia y Lena apretó los labios mientras se mordía la lengua.

—Si me dejas leer un rato antes de dormir, te perdonaré —sentenció entrando en la habitación rápidamente y Kara abrió los ojos de par en par con una mirada brillante. Perfecto, ahora solo tenía que pensar su siguiente jugada ya que estaría un rato despierta.

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La pelinegra estuvo casi media hora en el baño cosa que le hizo rabiar a Kara. Solo tenía que quitarse un maldito vestido y limpiarse la cara. Ella se despojó de toda la ropa en cuestión de segundos, ¿por qué demonios tardaba tanto?

En realidad, lo que ocurría es que Lena estaba mentalizándose de que esta noche iba a compartir una cama por primera vez con otra persona después de un año y le dolía la cabeza de tanto decirse que era con la persona que menos quería en el mundo.

Por otro lado, la rubia, sentada en el borde de la cama, agitó la mano hacia el calefactor sintiendo el calor de la habitación mientras intentaba contar las líneas de la cortina para no preguntarse cosas románticas. Básicamente para tener la mente ocupada.

Estaba jugando con fuego porque estaba intentando que sus planes salieran bien, ilusionándose cada vez más al recordar las palabras de Diana y sintiendo de que era verdad por todo lo de hoy y más cuando Lena le había perdonado sin rechistar.

—Porque creo que... ella siente algo por ti.

Era obvio que no solo le atraía su compañera; había algo más ya que se preguntaba en cómo sería dormir a su lado, que tendría el privilegio de mirar su rostro mientras dormía o con un poco de suerte, y yendo bien sus planes, dormiría en sus brazos toda la noche. Puede que se estuviese volviendo loca, pero admitió que, desde el primer momento, cuando Lena se levantó en el salón de actos cuando Cat la llamó por su nombre, ya lo estaba por ella. Sus alumnos no mentían cuando casi se rompía el cuello por verla.

Se nos da bien odiarnos | Supercorp (Kara G¡P)Where stories live. Discover now