Capítulo 2

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Capítulo 2

Caminaba por las frías calles del pueblo más por inercia que por otra cosa, francamente ¿Quién te cita para una entrevista de trabajo un domingo a las 8 am? Al dueño de aquella cafetería seguramente le iban las cosas bdsm. Le di la última calada a mi cigarro antes de encontrarme con Quinn, ella odia con todo su ser verme fumar, casi puedo escuchar su voz en mi cabeza gritando ¡Eres una deportista por el amor de dios! ¡Es por esto que no puedes alcanzar tu máximo rendimiento! ¿Tienes idea de lo mucho que afecta a tu sistema? Bla, bla, bla. Sentí un brazo instalarse en mis hombros cuando estaba a punto de llegar a la avenida principal.

— ¡Te vi! —gruño una voz muy cerca de mi oído.

Levante la cabeza para ver a mi mejor amiga que en esos momentos me miraba inquisitiva.

—No sé de qué me hablas —conteste suavemente.

—No te hagas la tonta, apestas a tabaco —acusó la ojiverde.

Me encogí de hombros.

—Pareces un pingüino rojo —dije para cambiar de tema.

—Igual que tú —repuso sonriendo.

Las dos llevábamos el uniforme de camarera como se especificaba en el mensaje. Recorrimos en silencio lo que quedaba del camino para llegar a nuestro destino. Las puertas de cristal aún tenían el letrero de color rojo con la palabra "Cerrado" por lo que llamamos a la puerta. La camarera que siempre nos atendía nos recibió con una sonrisa.

—Brittany Pierce y Quinn Fabray ¿verdad? —pregunto haciéndonos señas para que entráramos.

—Si —respondimos al mismo tiempo Quinn y yo.

—Mi nombre es...

— ¡Tina! Te dije que te quitarás el bolígrafo del cabello y usarás un listón para sujetarlo —exclamó Rachel desde la barra interrumpiendo las palabras de la chica.

—Llegaron las chicas de la entrevista —fue su respuesta.

— ¡Ah! Tráelas aquí —pidió la encargada.

Mientras caminábamos hacia donde estaba Rachel note que algo en el lugar era distinto, en lugar de ser recibido por el usual aire refinado y tranquilo, en la atmósfera parecía reinar la tensión. Tina fue al otro lado del mostrador y se perdió tras una puerta de color gris, al mismo tiempo que salía una chica de cabello negro y nos lanzaba una mirada apreciativa.

— ¿Ustedes son las nuevas? —preguntó acercándose a nosotras.

—Aún no nos han contratado, es solo una entrevista —señale.

—Jones tienes que estar bromeando —se lamentó la castaña en cuanto la vio.

— ¿Ahora qué? Ya me quité el esmalte de las uñas y me hice este estúpido peinado —se quejó Mercedes señalando su cola de caballo.

Evidentemente su cabello no se le veía bien sujeto.

— ¡El piercing Mercedes! —dijo Rachel señalando la nariz de la morena.

La aludida puso los ojos en blanco.

— ¡Dios! ¡Eres tan insoportable! —gruño Mercedes regresando por donde había venido.

—Pareces nerviosa —dijo Quinn a Rachel.

Ella nos lanzó una mirada de disculpa y luego sonrió.

—Creo que me he pasado con las tazas de café—respondió.

La puerta de la cafetería se abrió y entró un joven de ojos marrones.

—¡Ya viene la bruja mala del oeste! —anuncio y se apresuró a la barra.

Esa parecía ser una señal extraña porque de inmediato Tina, Mercedes, Rachel y el guapo de ojos marrón se pusieron en una fila frente al mostrador. Intercambié una mirada con Quinn quien solo se encogió de hombros. Segundos después una mujer alta de rasgos duros y cabello oscuro atravesaba el establecimiento para detenerse frente a nosotros.

—Buenos días señora Lopez —saludo Rachel.

El resto hizo un asentimiento a modo de saludo. La señora Lopez nos recorrió a todos con la mirada y luego hablo:

—Buenos días.

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