Capítulo 37

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Capítulo 37

En medio de la bruma del sueño, escuché la voz de mi novia con un ligero tinte de alarma en la voz. Me removí incómoda en el sillón, aún semidormida tratando de recordar lo que había sucedido horas atrás, y cuando finalmente me levanté un escalofrío recorrió mi cuerpo debido a la baja temperatura, por lo que me apresure a ponerme la ropa.

—... lo entiendo, sí, lo lamento, madre —decía Santana al teléfono.

Estaba atándome los cordones de los zapatos cuando se sentó a mi lado, ella ya estaba completamente vestida, pero su cabello estaba desordenado.

—Nos quedamos dormidas —comentó.

—¿Qué hora es? —pregunté un poco preocupada.

—Las seis de la mañana.

Abrí los ojos sorprendida, ¿habíamos pasado la noche fuera? Demonios, mi madre seguramente iba a matarme por no haberle avisado que no iría a casa. Busqué mi celular desesperadamente con la mirada y lo encontré debajo de la mesa, suspiré frustrada cuando vi que no tenía batería, eso iba de mal en peor.

—¿Puedo usar tu teléfono? —pregunté a mi novia.

Ella me lo pasó sin decir nada. Marqué el número de mi madre y enseguida lo contestó con voz temblorosa y alarmada.

—¿Brittany?

—Sí, mamá, soy yo. —No pude terminar la frase cuando empezó a regañarme totalmente fuera de control.

—¡Estábamos muertos de preocupación, Brittany! —gritó completamente furiosa—. ¡Llamamos a todo el mundo! Will me contó lo que pasó y estaba preocupada de que hubieras decidido fugarte con Santana.

—Perdóname, sé que es una patética excusa, pero mi celular se quedó sin batería y no tenía como avisarte.

—¡Te quiero en casa de inmediato! —ordenó.

—Por supuesto, voy para allá —dije y luego, al ver que Santana me hacía señas, la miré interrogante mientras le indicaba a mi madre que esperara un minuto.

—Mi madre quiere verte en la cafetería, podrías decirles a tus padres que te recojan ahí o que irás después de que hable contigo —dijo mi novia.

Le expliqué eso a mi mamá, quien no pareció muy conforme con mi respuesta. Sin embargo, agregó:

—Pasaremos por ti, también queremos hablar con Maribel —dijo y colgó.

Santana y yo nos miramos con incertidumbre por un momento, no teníamos ni idea de lo que sucedería a continuación, pero lo principal era enfrentarlo lo mejor posible. Luego de acomodar un poco nuestra apariencia, ya que nuestro cabello y nuestras ropas eran un completo desastre, emprendimos la ida hasta Breadsticks. En esta ocasión tomamos el camino largo para retrasar el momento en el que tendríamos que ver a nuestros padres, por un momento deseé haber pensado antes en fugarme con Santana, eso habría sido maravilloso; sin embargo, era consciente de todas las responsabilidades con las que tendría que lidiar si hacía semejante cosa, suspiré y, con mi novia tomada de la mano, seguimos caminando.

La cafetería aún permanecía cerrada, pero ya había movimiento en el interior por parte de los empleados que comenzaban a prepararse para abrir el local. Entramos por la puerta delantera siendo recibidos por una reconfortante sonrisa, cortesía de Tina.

—La señora Lopez las espera en la sala de descanso —dijo a modo de saludo y nos acompañó hasta la puerta gris.

El ambiente se sentía totalmente diferente al estar Maribel presente; su porte, elegancia y belleza me hacían sentir en una audiencia con la mismísima reina, en lugar de en una pequeña habitación de una cafetería. La mujer nos hizo una señal para que nos sentáramos en el sillón frente a ella, lo único que nos separaba de su helada mirada era la mesa de cristal.

BreadstixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora