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Hora de la materia de Biología, Harry siempre había lidiado con la idea de tener que gustarle dicha materia, sin embargo no podía darse el lujo de ignorarla. Ese día tenía que hacer una presentación para la clase.

La manera de presentar su exposición era de la forma que los estudiantes quisieran, así que los chicos eligieron lo más fácil, un cartel, cartel que habían hecho hace tres días atrás en casa con la ayuda extra de Louis.

El maestro anunció el turno y que luego de esta irían ellos por ende, Harry sacó el cartel que traía doblado de su bolsón y lo colocó en la mesa.

—¿Por qué elegiste un color rosado? — cuestionó una voz femenina a las espaldas de Harry.

—¿Qué os importa? Es solo un color. — exclamó otra voz con severa irritación. Murcia estaba ahí para proteger a su amigo.

— ¿Ahora notas porque nadie te habla? Eres una tonta muy agresiva.

— Solo es un puto color, pero si no podéis con eso puedes irte de la clase.

—¿Qué le sucede, señorita Murcia? —Habló después de mucho el maestro a cargo de la materia. —¿Es usted, acaso la responsable de este grupo?

— ¿Entonces si es cierto que Harry gusta de los chicos? —Susurraron mientras el profesor regañaba a Murcia en frente de todo el curso y el maestro secundario. 

Harry, que, siempre permaneció en su lugar se congeló al oír esa frase ¿Por qué sentía esa incomodidad en su ser?

Otro compañero notó la desesperación de la primera voz ante lo mencionado. Christopher se arrepentiría de decir:— ¿Ya terminaste de hacer comentarios fuera de lugar?

— Solo estoy bromeando, no es para que lo tomen a pecho. Aburridos.

La española sabía que sería castigada, así que debía de aprovechar aquellos días de suspensión:—¿Qué mierda os sucede, bastardo? — escupió a la chica. Se giró para ver el grupo de atrás y señaló a Dylan. — ¡Cagaste!

—Salga.

—¿Qué? ¿Preguntará la razón?

—Salga.

Y así fue como Melilla tomó sus cosas y salió con mucha rabia y dolor en su sistema. Vio a Harry que comenzaba a acariciar su anular con ayuda del pulgar, aquella chica, desde hace poco comprendió que ese gesto daba inicio a un colapso. Aunque quería ayudar, su vergüenza la detuvo y con pena en sus manos salió definitivamente del lugar.

Cerca de las dos de la tarde, aquella rubia estaba sentada en una banca que están enfrente de la puerta de la directora del colegio. Aún sus mejillas estaban rojas y su ceño permanecía fruncido. Había estado ahí diez minutos, sin intensión volteó a su derecha y vio de reojo la silueta de Harry acompañado por el profesor secundario de la clase de biología.

«Pasen». Ordenó el joven adulto con pequeña barba y orejas grandes. Abrió la puerta y en silencio entraron a la habitación. La directora agradeció al docente y dejándolos solos, salió.

—¿Qué pasó?

Amelia tardó en responder, su vista estaba en Harry quien tenía su pie en constante movimiento con su vista en la mesa que tenía enfrente. A los segundos dijo:

—Acosan a Harry Styles.

—¿Eso es cierto? —Preguntó la directora. Puso su vista en el rizado provocando que se sintiera más intimidado. Asintió. —¿Desde cuándo?

Ino- centeWhere stories live. Discover now