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El ultimo día en la cabaña y habían planeado una caminata a las orillas del rio Severn para que la experiencia con el contacto de la naturaleza de agudizara. Sin embargo, antes del tiempo un sonido irritante ante el sentido de la escucha en Louis lo despertó, generando así su mal humor.  

—Cállate ¿Acaso no ves que estábamos durmiendo? Bueno, estaba...

Murmuró al ver al gato caminar por todo el pequeño cuarto con el fin de salir de ahí. Dijo ir un audible suspiro de irritación y pensó en no darle al gato lo que quería, dando a entender que se quedaría en cama, esperando poder retomar su sueño aunque no sea por mucho. Mas aquel gato necesitaba ir al baño y no sentía algún olor a tierra cerca de él.

—Joder mi cuello. —Se quejó. Harry soltó un quejido ahogado. —Shh, descansa, cariño. —Susurró acariciando su cabello despeinado.

—No crees que es tarde ya?—Respondió con una voz ronca mientras se movía de posición.—Buenos días, Louis.

—Listo, me vine.— rio ante su broma y salió de la cama.

—¿A dónde vas?

—Al baño, tranquilo...

Louis se estiró y sobó su nuca, sin darle importancia del si el gato salía o no abrió la puerta y se dirigió al baño. Al cabo de unos minutos salió.

—¿Mejor?

—Sí, ya me siento mejor.

—Lo siento, no sé qué decirte.—se sonrojó.

—¿Es necesario decirle algo a alguien cuando sale del baño? Y buenos días, por cierto. Disculpa que no te haya respondido.

—Eh... supongo.

—No, lo es. Es raro. Laura dijo que iremos a caminar, así que alístate. 

Harry se levantó para dirigirse al baño, mientras su novio se colocaba los zapatos este escuchó como mantenía una conversación un poco fluida con Laura, sonrió sin prestarle atención a las palabras que intercambiaban; Harry estaba avanzando bien con sus terapias para controlar su agorofobia. Como todo proceso, los percances están disponibles en donde el rizado ha sentido un retroceso brusco, encerrándose por completo de todos, incluyendo a Johannah y a Louis. Sus palabras son encapsuladas y sus emociones son retenidos.

—¿Cuánto nos falta, bonita?

—Solo hemos caminado medio kilómetro, amor.

Respondió Laura a frente de la caminata a su novio que sentía ya no tener fuerza en sus piernas para seguir dando pasos. La varilla que cargaba con él para lograr la menos fuerza posible era sentida débil para el rubio, pues pensaba que mucha fuerza la partirá en dos. Louis y Harry observaban los detalles inmenso y pequeños que  daba la madre tierra. 

—Bueno ¿no habrá un atajo para llegar más rápido? Ya me cansé.

—Te he dicho que me acompañes al gimnasio y solo me dices que debes de estudiar. Creo que hay uno, aunque está más adelante, según recuerdo. Nos perdemos o llegamos más rápido. ¿Qué dicen, chicos?

—No me asustes. —Habló Louis.

Caminaron unos metros más y la chica paró su paso. —Creo que aquí es...

— ¿Seguros? —Cuestionó Harry.

—Aquí esta la flecha roja, aquí veníamos con mi padre para cruzar este pequeñ- ¡Ya lo recuerdo! Aquí estaba un parque. Sí, chicos, aquí es. ¿Me quieres acompañar, Harry?

—Amm... Está bien.

—Se cuidan, estén atentos a cualquier reacción, por favor. —Pidió Laura mientras entraba al bosque.

Ino- centeWhere stories live. Discover now