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— Por favor, Tomlinson. Te daré muchos besitos.

Pedía Harry en el pasillo en su tercer día estudiando en aquel colegio mientras tomaba sus manos y las acariciaba a con sus pulgares.

— Sabes que aceptaría con mucho gusto, pero Sofia dijo que debía de dejarte hacer cosas por tu cuenta.

— Louu, ella no lo va a saber, vamos.

— Hazzi, no. No puedo ayudarte con ello.

— Cara de popo. —se cruzó de brazos y se dio la media vuelta para poder lavar sus manos.

— No te enojes conmigo que no he hecho absolutamente nada malo, solo te ayudo. Hazzi... ¡Responde! Ay, por favor, Harry... muy bien, enójate conmigo, pero no iré.

Harry pensó por unos segundos en darle un corto beso y salir del baño, pero solo hizo la segunda opción sin despedirse de Louis. El castaño mojando sus manos salió del baño. No iba a ayudar a Harry para que se inscribiera, sin embargo le causaba mucha inseguridad por las demás personas.

Harry caminaba viendo a todos lados buscando la biblioteca, faltaban quince minutos para entrar a clases así que, según él, tenía tiempo. Notó un enorme salón de dos plantas con dicho nombre y subió algunas gradas para luego entrar. Vio a un joven detrás del mostrador, en unos segundos quitaría su vista de él, pero el sujeto le sonrió y le dijo que se acercara a través de un gesto con su mano. Harry se acercó lentamente y respiro profundamente.

—Hola, ¿Te puedo ayudar en algo? —El rizado asintió. — ¿En qué?

— ¿Dónde mi inscribo para formar parte de algún club?

— ¿Ya conoces todos los clubes que hay o ya sabes cuál vas a tomar?

— ¿Cómo te llamas?

Aquel chico que no pasaba de veinticinco años sonrió amablemente y asintió. — Soy Joseph.

Harry se acercó más al mostrador. —Pensé en uno de música...

—Oh, ¿Sabes cantar o te refieres a un instrumento?

— Ah... un instrumento.

El chico de cabello negro ondulado asintió y buscó una página con una pluma. — Toma, solo llena las casillas y trata de elegir el día que sientas mejor.  Puedes irte a aquellas mesas para llenarlo.

Harry tomó las cosas y agradeciendo de sentó en la mesa que había señalado Joseph, miró todo a su alrededor y dejando ir el aire de sus pulmones empezó a responder todo con tranquilidad hasta que se topó con el día de prácticas, ¿Cuál era el horario de Louis? ¿El de Xandra? ¿Eligieron música también? Si fue así ¿Canto o instrumento? Harry recostó su cabeza en sus manos y trató de recordar los días en lo que Louis llegaba más tarde a casa, mas él nunca llega luego de clases ya que sale algún lado con Xandra.

Día de prácticas: Lunes y viernes.

Leyó repetidas veces el formulario con el fin de no haber saltado ningún punto o equivocado en algo, al ver que todo estaba de maravilla tomó sus cosas y se dirigió de nuevo al mostrador. Espero a que Joseph dejara de estar ocupado.

— ¿Está listo o tienes una duda? —Harry negó y le entregó la página junto con la pluma. Joseph lo aceptó y tomando un archivo escribió el nombre de Harry, volvió a darle unas páginas, mas esta quedaba en su poder. — Esto menciona toda la metodología que se usa, la hora exacto y los eventos en los que, posiblemente y lo más seguro participaras, también muestra las becas que hay a universidades en su entorno musical por sobre gustaría ganar una.

— No creo que la música vaya conmigo.

Joseph rio y negó rápidamente. —No has entrado a una clase para que digas eso y si no te sientes cómodo puedes venir y te ayudaré a elegir un club que vaya mejor contigo. ¿Te parece?

Harry sonrió y asintió. — Gracias, Joseph... hasta luego. —levantó su mano en son de despedida y salió del departamento. Su sonrisa no se desvanecía y esperaba que su pulso comenzara a tener un ritmo más estable en el transcurso de su recorrido hasta aquel árbol en donde se encontraría con sus amigos.

Paró bruscamente al ver que un chico estaba con ellos, Scott así que rápidamente salió del área visual de esa dirección y el único lugar que conocía perfectamente era el baño. No le agradaba aquel joven, además había tenido mucho contacto social por ahora. Entró a la habitación y se encerró, bajó la tapa, colocó su mochila sobre su regazo y sacó la lectura que llevaba:

Las penas del joven Werther.

«25 de mayo

Me rondaba una idea en la cabeza de la que no quería hablar sino después de llevarla a cabo; ahora que no sucederá puedo hablar de ella.
Quería ir a la guerra y este deseo ha ocupado mi corazón mucho tiempo; motivo primordial que me llevó a acompañar al príncipe, que es general al servicio de Prusia. Un día que paseábamos, le revelé mi intención y el se esforzó en disuadirme; si no hubiera escuchado sus razones, hubiera habido en mí más pasión que capricho...»

Harry oyó como un par de niños entraban al baño mientras hablaban, no sabía de qué, no era su problema. Lavaron sus manos entre risas cuando otro par de niños entraron, uno de ellos exclamó: — ¿Qué dijiste? Mira, tenemos una niñita aquí.

Harry no entendía el contexto puesto que toda su atención reposaba en aquella corta historia de amor de 1774.

— Solo le dije que le quedaba bien su nuevo corte. — se defendió, sin embargo su voz trasmitía el miedo.

— Eso no se dice, tú eres un hombre... A menos que te gusten ellos. —empezaron a reír.

Harry subió sus pies y abrazó el libro ¿Acaso ellos sabían que Harry estaba allí y realmente se estaban burlando de él?

— Vamos, Matthew. Y le decimos a los chicos que estos son un par de homosexuales. —diciendo lo último en un tono más repugnante y salieron del baño.

— No les hagas caso, Christopher...

— No me vuelvas a decir algo así.

— ¿Te ofendí?

— Solo no lo hagas, por favor.

Harry escuchó cómo se abría la puerta por segunda vez y la puerta del inodoro cerrarse. La respiración de Harry empezó a aumentar por segunda vez en la mañana, salió del baño y  los segundos escuchó los sollozos provenientes del inodoro de al lado.

Harry salió del baño con rapidez y al estar bajando las gradas para ir al patio, frenó. Algo le decía que fuera a ver si podía ayudar al chico, pero también le daba pena. Luego de medio minuto eligiendo qué opción tomar, caminó en dirección al baño. Abrió la puerta y se agachó para ver si el niño estaba allí..., se había ido.

Ino- centeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora