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—¿Cómo te sientes, amor?

—Me siento indignado. —Habló Harry notando todo a su alrededor.

—¿Por qué? Es un gran paso.

—«Es un gran paso». —Imitó a Louis con sarcasmo. —Esto es una porquería, volvamos a casa. —Se dio la media vuelta.

Louis tomándolo de la cintura dijo: —Oh no no no ¿A dónde crees que vas? Te quedas aquí.

—Me parece una pésima idea, Louu, ya me arrepentí. ¿Ves esa chica? Desde aquí puedo notar su hipocresía. ¿ves aquel chico que lastima al otro? Desde aquí noto su falta de amor. ¿observas aquel maestro fumando? Noto que sigue un círculo vicioso gracias al capitalismo. ¿ves aquella chica maquillándose? Desde aquí observo su inseguridad y que no nota lo preciosa que es sin eso, pero mira aquella chica, ella se maquilla pero es diferente, ella es segura de sí misma y simplemente le gusta maquillarse.

—Ya deja de leer a Sigmund.

—Ídolo del psicoanálisis, lo adoro...

Louis se paró frente a él y tomó sus mejillas: —Hazzi, si el humano solo saca lo mierda de la sociedad nunca saliera de la casa y el mundo no evolucionara.

Harry analizó las palabras de Louis. — Wow, tu análisis cada vez avanza increíblemente.

— Odio que seas directo.—Bufó.

— Sabes que te halago.

— De una manera inusual, gracias. Ahora si, entremos a clases.

— Louu, no quiero perderte.

— ¿Qué? No lo harás, Hazzi. ¿Qué tiene que ver eso?

— Tú tendrás mejores amigos...

—Sabes quienes son mis mejores amigos y no los cambiaré. Al contrario, yo debo de estar asustado, eres simpático de seguro tendrás muchos mejores amigos.

— Louis, tú eres mi mejor amigo, no te cambiaré.

Louis abrazó a Harry y este con gusto lo aceptó. Ambos miraron la entrada y Harry siguió diciendo: —Mis nervios están al cien, pero se reducen cuando tomo tu mano..., amante. 

Aquel rizado paró su paso al estar en medio de la entrada, recibiendo así un par de empujones accidentales de los otros adolescentes. Louis buscó la razón de su quietud en el rostro del contrario, pero solo pudo encontrarse con un Harry observando todo a su alrededor y mentalizado que desde ese día, iba a ser el segundo lugar en el que pasaría más tiempo ese año. Dio un suspiro y siguió con su paso seguido del de Louis.

— Hazzi, ¿Qué haces? —Preguntó el castaño luego de que Harry dejara de agarrar su mano.

Harry buscaba en su nueva mochila de un color morado oscuro una página. La tomó y empezó a leerla en su memoria. —Busco el aula en el que estaré.

—Lamento no estar contigo. 

—No es tu culpa, Louu.

El rizado sentía todas las miradas de colegio sobre él ¿Cuál era el escándalo? Louis señaló arriba para que el rizado pusiera su vista allí y viera el pequeño cartel que decía el número de aula que era.

—No me dejes.

—Te dejaré solo lo que dura la clase. 

—Agradece al cielo que sigues avanzando, leí que en otros países si no pasas tus materias tendrías que repetir el año.

—Muy bien, cerebrito. Número uno: No es obligación hablar con las personas. Número dos: Si alguien te molesta, solo dímelo. Número 3: siéntate en la primera mesa ya que así no tendrás la obligación de hablar con alguien. Número cuatro: Te quiero mucho.

Harry sonrió ampliamente mostrando sus hoyuelos y Louis los acarició fugazmente. Le dedicó una sonrisa para que el rizado pudiera entrar, habían un par de estudiantes hablando en la esquina, mas Harry se sentó en la primera mesa que estaba al lado de pared. Louis sacó sus dos pulgares y sonrió ampliamente, Harry lo imitó para que a los segundos Louis se despidiera de Harry y poder ir a su salón.

El rizado miraba la decoración del salón, mapas de los continentes, figuras geométricas, algunos poemas y rostros de personas relevantes en la historia. El timbre sonó anunciando que la clase iniciaría, la maestra de la primera clase llegó al salón. En esa hora Harry aprendería a desenvolverse, hablar, interactuar con el público, además de formaciones básicas y culturales.

—Buen día, chicos.

Saludaron las dos mujeres. Una era la maestra y la otra una maestra asistente que ayudaba a los estudiantes que no captaban el tema. La maestra colocó su portafolio en la mesa y vio a la clase, mientras que la asistente se fue al fondo del salón saludando a algunos estudiante. Los nervios de Harry aumentaron al ver la mirada de la maestra sobre él.

"Mierda."

—Bienvenido al salón, ¿Te gustaría presentarte?

"No."

—Está bien.

Respondió a los segundos luego de recordar las pláticas de su psicóloga. Se bajó de la silla y caminó hasta estar enfrente del salón, sus manos estaban frías ¿Acaso intentó tomar una bola de nieve sin guantes? Respiro hondo.

—Mi nombre es Harry Edward Styles.

Un silencio inundó la habitación. La maestra pensó que diría más: — ¿Cómo te gusta que te llamen?

— Estoy bien con Harry.

— ¿Solamente, Harry?

— Creo que sí, no sé qué más decir, lo lamento. —se encogió de hombros mientras sonría sin despejar sus labios.

—Está bien, puedes sentarte. Yo soy Anne Thomas y la maestra de allá se llama Ruth. Cualquier duda puedas contactarte con cualquiera de nosotras. —Harry asintió.

Dando así inicio a la primera clase, extrañaba a Marcela, sus chistes y su manera tan personal de dar la clase y era clara la razón.

La clase había finalizado y el toque daba inicia a la hora del desayuno, tomaron su comida y esperaron que los demás estudiantes salieran para que ellos pudieran salir. Harry se encontró con Louis esperándolo con Xandra mientras estaba recostado en una columna de la infraestructura.

—¡Louu! —exclamó y corrió hacía él para darle un enorme abrazo.

—¿Cómo estás?

— Estoy muy bien.

Los chicos guiaron a Harry por algunos pasillos hasta llegar a las afueras del colegio, pues allí estaba más vacío que la cafetería. Se sentaron abajo de un árbol.

— ¿Así que ya decidiste a qué deporte entraras? —Preguntó Louis recostándose en el raíces del aquel filtro de aire. Harry se puso a su lado viendo el perfil de Louis y se propuso a jugar con el saco del chico que le gustaba.

—No me interesa nada.

—¿Nada de nada, Harry? —El rizado negó ante la pregunta de Xandra que estaba sacando su sándwich de su bolsa. —Creo que está bien, pero es obligación meterte a un grupo. Puede ser de música.

—La guitarra suena muy linda.

—¡Ya tenemos un músico en la familia! —exclamó Louis mordiendo su manzana. Harry de sonrojó y puso su vista en su corbata. —Por cierto, es la primera vez que te veo con un traje formal, luces precioso.

—Ya cállate, Louis. Harry terminará explotando de tanto sonrojarse.—Bromeó Xandra.

—Tú también luces muy lindo, Louu.

Ino- centeOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz