One Shots Percabeth

coffee-flavored kisses

Percy se despertó con el pelo de Annabeth en la boca. Sacó el rizo dorado de su boca, tirando accidentalmente del cabello de su novia.

-Oye -se quejó Annabeth débilmente.

-Lo siento -susurró él.

Reposicionó sus brazos alrededor de Annabeth y se acurrucó más cerca de ella, evitando comer su cabello esta vez. Se quedaron allí un rato hasta que la luz del sol se filtró a través de las persianas de la ventana de su dormitorio, indicándoles que se levantaran y se prepararan para el día. Annabeth se dio la vuelta para mirarlo.

-Vas a buscar café, ¿verdad? -ella le preguntó.

Percy todavía tenía sueño, pero su pregunta lo despertó mejor que la cafeína.

-Diablos, no -dijo-. Lo busque ayer.

Annabeth gimió.

-Pero odio pedir tu café.

Percy puso los ojos en blanco.

-Literalmente podría escribirlo para que lo recites palabra por palabra.

Annabeth lo consideró.

-Mmm... bueno, tal vez no quiero bajar a buscarlo.

Su apartamento estaba un par de pisos por encima de la increíble cafetería. La propietaria, Meredith, les dio a todos los residentes del complejo de apartamentos arriba de su tienda un 10% de descuento en todas las compras. Annabeth y Percy tomaban café de allí casi todas las mañanas a menos que no pudieran ponerse de acuerdo sobre quién buscaría el café.

-Perezosa -bromeó Percy.

Annabeth le sacó la lengua.

La pareja se levantó de la cama y se dirigió al baño.

-Piedra, papel, tijeras -razonó Percy-,el que pierde toma la ducha ahora y busca café después.

Ellos levantaron sus manos.

-Piedra, papel, tijeras, ¡ya!

Percy revisó sus manos. Ambas tijeras. Trató de recordar hace unos meses cuando Annabeth explicó cómo el piedra papel y tijeras, podría ser un juego de estrategia ... pero, como era de esperar, no se le ocurrió nada.
Jugaron la siguiente ronda. Annabeth tenía papel y Percy tenía tijeras.
Él vitoreó mientras ella gemía.

-¡Ni siquiera sé cómo pronunciar tu orden! -ella se quejó.

-Sí, que sabes. Lo escribiré para que no lo vuelvas a pedir lo incorrecto.

Annabeth se quejó un poco más pero se metió en la ducha de buena gana.
Percy tomó una nota adhesiva y garabateó su orden antes de encender la estufa para hacer huevos. Cuando estaba terminando, Annabeth salió del baño con una de sus viejas camisetas y el pelo recogido en un nudo en la cabeza. Agarró la notita de papel mientras se sentaba a desayunar.

-¿En serio, Percy? ¿Un latte de té chai helado con una dosis extra de canela, una bomba de caramelo y crema batida extra? -dijo, incrédula-.¡Eso es como veinte palabras! ¡Mi orden es como cinco!

Percy puso los ojos en blanco.

-Deja de ser dramática, Beth. Mi orden no es complicada, es deliciosa y divertida. La tuya es aburrida.

-¡Pero el café negro con leche de coco y azúcar es mucho más fácil de decir que eso que tomas tú! Además, si sabe a café.
-ella argumentó.

Al final, Annabeth se rindió y bajó las escaleras para buscar sus bebidas antes de que comenzaran las clases. Percy lavó los platos fácilmente, y ojeó un poco su libro de texto, ya que tenía examen ese día. Luego, se metió en el baño para ducharse rápidamente. Cuando terminó, Annabeth estaba de regreso en el apartamento, estudiando para sus propios exámenes, y su café con leche estaba sobre la mesa.

-Gracias -dijo él-. Eres la mejor, la más maravillosa...

-Sí, sí -dijo ella-. Pero espero que el final de esa oración sea "novia" porque...

Percy la interrumpió presionando sus labios contra los de ella.