One Shots Percabeth

so bad but so good II

Enero

-Llegas tarde.

Percy puso los ojos en blanco mientras Annabeth casi lo arrastraba dentro de su apartamento, con los brazos alrededor de su cuello para atraerlo a un beso profundo.

-Me enviaste un mensaje hace quince minutos y estaba en la ducha -murmuro contra sus labios, pero no había burla en su palabras.

No cuando estaba tan concentrado en todos los lugares que estaban ardiendo por su toque, un fuego que había estado creciendo durante más tiempo del que le gustaría admitir y lo llenaba más rápido por segundo. Ahora ella era familiar, ahora ambos eran familiares entre sí. Cada dos días, nunca más, a menudo menos; uno de ellos enviaba un mensaje de texto al otro: cualquier cosa si era Annabeth, algún tipo de nombre en clave si era Percy.

Él sabía que la hacía reír, e innumerables veces la sentía sonreír mientras la besaba, y él había hecho su misión personal lograr esa reacción en todo momento.

"La operación decepcionar la oficina y compañeros", había hecho que Annabeth se sonrojará y tosiera furiosamente para tapar su risa en medio de una reunión. Reyna había insistido en que se fuera a casa en caso de que se enfermara, y Percy se había limitado a sonreír, sabiendo dónde la encontraría cuando se excusó para ir al baño cinco minutos después.

Por lo general, se encontrarían, tendrían sexo y él se iría. Sencillo. Excepto por el pequeño asunto de sus sentimientos no correspondidos, no deseados y ubicuos por ella. Annabeth no había insinuado que quisiera nada más que lo que estaban haciendo, por lo que es más que una sorpresa que cuando su estómago gruñe, ella no lo sigue besando o hace alguna broma lasciva sobre tener hambre.
En cambio, Annabeth se aparta y le frunce el ceño.

-¿Te hice perder la cena? -ella se mordió el labio por un momento-. No tenías que venir esta noche, Perce. Yo ... yo no me habría enojado.

Lo tomo por sorpresa, y se apresuró a pensar en lo correcto para decir sin revelarlo todo. Eventualmente se conformo con un suave "Lo sé". Quizás no era lo suficiente, pero no se arriesgará a decir nada más y arruinarlo. ¿Cómo era posible que él le dijera que quemaría las puertas del cielo por ella, y mucho menos se perdería una comida? Perderse la cena no era nada comparado con extrañarla.
Sin embargo, Percy puede decir que ella no estaba satisfecha y que no llegarían a ninguna parte hasta que él hiciera algo respecto a la comida. Y, bueno, él realmente desea llegar a alguna parte.

-¿Ya comiste?

Annabeth se encogió de hombros.

-Almorcé tarde y estaba planeando cenar tarde. Después de, ya sabes, abrir el apetito.

La sonrisa desvergonzada que ella le dio lo hizo inclinarse para capturar su boca, sus manos naturalmente encontraron el camino hacia su cintura.

-Bueno, luego cenaremos. Yo invito.

Percy quiso sonar indiferente y falló miserablemente, pero Annabeth estaba sonriendo, por lo que dejo de preocuparse.

-Tenemos un trato, Jackson. Conozco un gran lugar griego a la vuelta de la esquina que te encantará.

Y luego dejaron de hablar de comida y comenzaron a concentrarse en otras cosas más importantes. Después de esa noche, se convirtió en una tradición: salir y alternar quién pagaba cada vez. Se sentía casi como una cita, pero Percy se apresuró a sacar esos pensamientos de su mente, plenamente consciente de que no harían nada útil. Incluso cuando envolvió un brazo alrededor de Annabeth para mantenerla abrigada mientras regresaban, incluso cuando ella resbalo las manos debajo de su camisa para calentarlas, o cuando se despidió de ella con un suave beso. Incluso entonces. No se permitió pensar demasiado en ello.