Pov

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Annabeth estaba leyendo Orgullo y prejuicio por enésima vez cuando la señora de la recepción la llamó por su nombre.

Se acercó al escritorio solo para encontrar a su novio prácticamente aferrado al brazo del dentista.

-Está un poco fuera de sí.- Explicó el dentista, señalando a un Percy con los párpados a medio cerrar que tenía la boca abierta como un perro.

-Lo siento mucho.- No pudo evitar decir en nombre de su novio.

-No es un problema, es algo común con la extracción de las muelas del juicio.- Al menos el dentista parecía divertido.

Percy había sido ayudado a sentarse en una silla durante la conversación y se había estado balanceando hacia adelante y hacia atrás desde entonces. Ahora eligió hablar.

-¿Estoy en el cielo? -Se las arregló para decir, a pesar de no poder mover los labios correctamente. Luego de un momento sus ojos se abrieron.-¡Espere!-él casi gritó.- Oh Dios. ¿Estoy muerto?

Pero antes de que alguien pudiera asegurarle que, de hecho, no estaba muerto, prosiguió.

-Bueno, esta bien.- dijo arrastrando las palabras. Abrió la boca para decir algo más pero terminó cerrándola de nuevo descuidadamente.

-Percy, no estás muerto.-Annabeth explicó lentamente, tratando de ocultar su sonrisa ante su comportamiento.

-¡Pero tengo que estarlo! -El insistió.
Annabeth suspiró. Este iba a ser un largo viaje en auto, si es que podía meterlo en el auto.

-¿Por qué dices eso? -preguntó pacientemente, moviéndose para firmar su salida y despidiéndose de la señora de la recepción.

Percy esperó hasta que ella terminó para hablar de nuevo.

-Porque ¿dónde más vería ángeles? Además, me siento raro.

Explicó como si fuera lo más obvio.
No tenía mucho sentido, pero era de esperar. Annabeth negó con la cabeza y se movió para ayudarlo a levantarse.

-Bueno, odio decírtelo, amigo, pero no has muerto ni has ido al cielo. Ahora vamos, tenemos que irnos.-Ella lo levantó y se tambaleó un poco mientras él apoyaba todo su peso sobre ella.

-¿A dónde me llevas? -preguntó, aferrándose a su brazo mientras salían por la puerta arrastrando los pies.-¿A dónde llevan los ángeles a la gente? -se preguntó en voz alta.-¿Todos los ángeles son tan bonitos o simplemente tuve suerte? -preguntó, finalmente volviéndose hacia ella.

Annabeth no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro. Sacudió la cabeza con cariño, solo Percy podía volverse aún más cursi con la medicación.

-No soy un ángel, Percy, soy Annabeth, ¿tu novia? ¿Te suena? -se movió para agarrar las llaves de su bolso solo para casi tropezar y caer cuando Percy se detuvo.

-¿Qué? ¿Eres mi novia? ¡Tengo un ángel como mi novia! -gritó, obteniendo una mirada extraña de un hombre que caminaba hacia una tienda.

Annabeth se sonrojó y le dio una mirada de disculpa al señor, mientras tiraba de Percy.
Por muy entrañable que fuera la proclamación de Percy, tal vez gritarla en medio del estacionamiento no era el mejor lugar.

Pero mientras tiraba de Percy, con él mirándola como si fuera algo totalmente irreal y murmurando: "Maldita sea, tuve suerte". Ella no pudo evitar darle un abrazo y un beso rápido en la mejilla en ese mismo momento.
(Por supuesto, Percy casi se desmaya con el gesto, pero valió la pena).

One Shots PercabethWhere stories live. Discover now