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Draco terminó de subir las escaleras con una sonrisa en su rostro, hoy había sido un buen día para él. Se sentó como usualmente lo hacía cuando estaba con Abril y la esperó con una caja de chocolates, sabía que a la rubia le encantaban los chocolates.
Aprovechó el tiempo que estuvo ahí para pensar en ella, aún no podía creer que aquella chica pudiera alterar todas sus hormonas, amaba pasar tiempo con ella y disfrutaba de su compañía.
La amaba, sabía de la profundidad de esa palabra, pero la amaba. Amaba cada parte de la rubia, su cabello, su rostro, su cuerpo, su forma de caminar, su risa, su voz, Abril era su sol.
Nunca imagino que pasaría aquello, pero paso y no le disgustaba. La chica lograba sacar su lado amoroso que ni el sabía que tenía. Por eso estaba dispuesto a esperarla todo el tiempo que ella quisiese, no le importaba esperar un año entero, con tal de que ella esté a su lado, todo iba a estar bien.
Dejo la caja a un lado de su cuerpo y suspiró. ¿Por qué se estaba tardando tanto? Sabía que no le había dicho la hora exacta pero la chica cuenca se tardaba.
Comenzó a morderse las uñas de su mano mientras movía su pierna, ansioso de querer verla. Quería ver su rostro y besarla sin que ella le dijera su típico "Que asco" aun que le divertía aquello.
Recordó cuando fue la primera vez que la había besado, ese día Granger le había roto la nariz y cuando fue a la enfermería allí estaba ella.
Sus labios cosquillaron y él sintió la necesidad de sonreír, como diría Abril; "estás hasta las manos" Draco había estado practicando algunas palabras en español para impresionar a Abril, hoy le iba a decir un "te quiero" sin dificultad, no había pasado dos semanas practicando la pronunciación para decirlo mal cuando ella venga.
Espero durante una media hora pero la rubia no llegaba, Draco comenzó a tener un mal presentimiento, ¿Estará enojada? ¿Había hecho algo malo?
Se levantó suspirando, había estado esperando para decirle un "te quiero" en español, pero luego sonrió a medias, mañana se lo diría en el desayuno.
Bajó las escaleras con la caja de chocolates en sus manos, esperaba que Goyle no descubriera los chocolates. Cuando llegó a su sala común se topó con el Profesor Severus Snape. ─ Señor Malfoy. ─ lo detuvo antes de que él pudiera subir las escaleras. ─ El director Dumbledore lo espera en su oficina, ahora. ─ habló.
Draco frunció el entrecejo confundido, ¿Por qué Dumbledore querría hablar con él? Asintió y tiró la caja de chocolates en la mesa cercana, Snape lo esperó para acompañarlo.
Draco llegó a su lado y Snape realizó una mueca, comenzaron a caminar hasta la oficina de Dumbledore. La gran gárgola comenzó a bajar dejando a la vista a Harry Potter bajando las escaleras lentamente con la miraba agachada.
Draco realizó una mueca de asco cuando Harry paso por su lado, Snape le indicó al rubio que subiera por las escaleras. Draco subió unos escalones y espero que la gárgola hiciera su trabajo.
Cuando comenzó a moverse, Draco comenzó a subir los escalones restantes y espero a que terminara la subida para poder subir a la oficina.
Tocó la puerta y Dumbledore le abrió casi al instante. ─ Joven Malfoy. ─ saludó y le hizo una seña de que entrara. ─ ¿Gusta de unos caramelos? ─ preguntó el señor de avanzada edad.
Draco negó. ─ ¿Por qué me llamo? ─ preguntó directamente.
Dumbledore lo miró a través de sus gafas y suspiró, subió los escalones y rodeó su escritorio sentandose en su silla. Draco lo imitó y sentó en el otro lado del escritorio.
─ Debo informarle sobre algo totalmente desagradable. ─ comenzó a hablar Dumbledore. ─ Temo decirle que la señorita Abril Searls fue encontrada hoy en el bosque. ─ Draco asintió confundido. ─ Muerta.
El corazón de Draco se detuvo por unos segundos, sintió que el mundo se detuvo, podía escuchar su respiración volviéndose entrecortada. ─ ¿De que habla? ─ su voz salió baja.
─ Lo siento mucho, Joven Malfoy, tengo entendido que usted era cercano a ella. ─ pero Draco no prestaba atención a las palabras de Dumbledore, su mente daba vueltas.
Abril, su Abril, estaba muerta.
¿Estaba muerta?
Se levantó de golpe de la silla y tuvo que sostenerse del escritorio para no caerse. ─ No... ─ negó, era imposible.
─ ¿Se encuentra bien? ─ Albus se levantó de su asiento.
─ Y-yo, si. ─ asintió aún sin entender lo que sucedía a su alrededor. Trató de mantener la calma, respiró profundamente y cerró los ojos.
─ ¿Quiere agua? ─ preguntó Dumbledore haciendo aparecer una copa llena de agua.
─ ¿Me puedo retirar? ─ preguntó bruscamente, necesitaba irse de allí y tomar algo de aire.
─ Por supuesto. ─ cedió el hombre. ─ Si necesita de algo, no dude en venir.
Draco asintió y salió rápidamente de allí, tratando de desajustarse la corbata, sentía que lo ahorcaban. Bajó las escaleras y salió sin dirigirse a Snape. ─ Malfoy, vete directo a tu habitación. ─ ordenó fríamente el mayor. ─ No quiero verte rondar por los pasillos.
Draco lo ignoró y se fué. ─ Abril... ─ su nombre salió de su boca y soltó un sollozó. La chica estaba muerta.
Salió de castillo y tomó una respiración profunda, sintiendo que el aire volvía a sus pulmones. Miles de preguntas rondaban por su mente, muchas sin respuestas.
El niño lloraba desconsoladamente, Abril no estaba para abrazarlo como lo había hecho una vez. Quería oír su risa por última vez, quería sentir su tacto, quería abrazarla.
¿Cómo había pasado todo?
Se arrepintió de dejarla sola aquella tarde, si tan solo el hubiera sido un poco más controlador y decirle que no se iba a ir sin él, ella estaría con vida.
Su pecho dolía fuertemente, quería gritar.
¿Quien habla sido el culpable de todo esto? No podía evitar sentir que toda la culpa era suya, no debió dejarla ir.
Cuando se pudo calmar un poco, limpio sus lágrimas y suspiró. Volvió al interior del castillo, yendo hacia su sala común.
No había pasado mucho tiempo con ella como le hubiese gustado, pero agradecía de haber pasado momentos lindos con ella, le agradecía eternamente a ella por hacer que tuviera a alguien para amar.
