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— ¡Abril!
Me dí la vuelta para ver quien me había llamado. — Hey, Neville.
El chico llegó a mi lado y me sonrió tímidamente. — ¿Como estas?
— Bien, ¿Tu? — Comenzamos a caminar juntos a Herbología.
— Bien. — Contestó mirándome. — ¿Quieres que lleve tu bolso? — Me preguntó cuando vió que cambie de lugar mi pesado bolso.
— Oh, no, no te preocupes. — Contesté.
— ¿Segura?
Reí. — Bueno... ¿No es mucha molestia? — Pregunté, él negó rápidamente con la cabeza, agarró mi bolso y se lo colgó en el otro hombro. — Gracias Nev, eres un sol.
El chico se sonrojó y miró al suelo avergonzado. — Q-queria preguntarte algo.
— Dime. — Respondí.
— y-yo... ¿Quisieras ir c- — Antes de que Neville pueda terminar, alguien lo empujó haciendo que el chico se tropezara.
— ¡Fíjate por donde vas, tonto! — Draco se rió.
— ¡Fíjate tu! — Respondí enojada, no había razón por la cual empujar a Neville. — ¿Estas bien, Nev?
— S-si, estoy bien. — El rostro del chico se encontraba rojo de la vergüenza. Le tendí una mano y lo ayude a pararse, miré a Draco molesta.
Draco sonrió y siguió su camino hacía la clase de herbología. Miré a Neville y suspiré. — ¿Te lastimaste? — Pregunté y él negó. — ¿Que ibas a preguntar?
— N-nada, olvídalo, por favor. — Contestó y comenzó a caminar con la mirada gacha. Lo seguí y en todo el camino hacía el salón fuimos en silencio.
— No tienes que dejar que hagan eso, Neville.
— No puedo, ellos lo seguirán haciendo. — Suspiró el chico. — Desearía tener un poco mas de coraje, soy tan cobarde.
— No eres cobarde. — Fruncí el ceño. — Eres el chico más tierno y amable que conocí.
Neville sonrió y juntos entramos al salon, nos paramos en la mesa donde estaban las plantas.
[...]
NARRADOR OMNISCIENTE.
Abril caminaba tranquilamente por los pasillos de Hogwarts, recien había comenzado su descanso y planeaba pasarlo a orillas del lago negro. Draco la veía oculto entre una columna, no era novedad para él y sus amigos decir que Abril le encantaba, con su carácter, su humor, su cabello, su cara, sus manos. Draco amaba todo de Abril aunque a ella no le gustase él.
Cuando Abril estuvo lo suficientemente lejos, la siguió a paso lento. — ¿Que haces? — Se sobresaltó al escuchar la voz de Theo.
— Imbécil. — Suspiró y volvió su mirada a donde estaba Abril, pero ya no estaba ahí.
─ ¿Por qué no mejor vas y hablas con ella? ─ Preguntó confundido el chico.
─ Ella me odia.
─ No te odia, tonto, si lo hiciera no hablaría contigo. ─ Dijo su amigo.
─ Como sea, prefiero verla desde aquí y molestarla, al menos así llamó su atención. ─ Contestó Draco mirando a su amigo. ─ Ahora, te agradecería que no me molestes en estás situaciones.
Theo rodó los ojos. ─ Cómo quieras, maldito acosador.
─ Puedo escucharte, idiota.
─ ¡Esa es la idea! ─ Contestó el chico y después se fue hacia los baños. Draco suspiró y volvió a seguir a la chica.
Salió hacía el patio pero no la vió, la buscó por ahí y como no la encontró, decidió subirse a un árbol y esperar a alguien a quien molestar.
Después de unos minutos, Abril salió y se sentó en unos de las bancas que había allí, sacó un libro y comenzó a leer mientras comía una rana de chocolate.
Draco sonrió viéndola, la chica era linda, demasiado.
─ ¿Que lees, traidora? ─ Draco se tiró del árbol y camino hacia ella. Abril se sobresaltó y lo miró con el ceño fruncido.