"La Hija del Marido de mi Madre" (Sasusaku +18)

8- Parrillada

Destape las frazadas y estaba desnuda, dormida como un angelito.

-hmp... Mas que Ángel eres un demonio.- susurré.

Me metí a la cama y ella me abrazó y se acurrucó contra mi cuerpo.

Una punzada se instaló en mi pecho. Me gustaba tenerla a mi lado, sobre todo desnuda.

Pero sólo sería un Verano. Un maldito Verano... Enamorarse era una mala inversión.

Tenía que pensar en ella como algo pasajero.
Disfruta el momento me dije mientras colocaba la alarma y rodeaba a Saku con mi cuerpo.

Cuando la alarma sono al medio día, seguiamos abrazados.

Ella se levanto y fue al baño.
Regreso unos minutos después, se había lavado los dientes y ato su pelo con un moño alto que le quedaba muy gracioso.

Se metió a la cama de nuevo y se arrimó a mi cuerpo.

-¿Por qué sólo yo estoy desnuda?- se quejó.

Me levante a desgana y fui al baño, estaba tremendamente excitado y fue horrible orinar asi. Me sentía un adolescente.

Lave mis dientes y regrese con ella.

Antes de meterme a la cama me quite el short.

Ella sonrió al verme desnudo.
Me acoste junto a ella y la abracé.
Se sentía muy natural estar asi.

-Tu padre hará una parrillada, debemos salir en una hora.
Nada de whisky esta vez molestia.- dije tranquilo.

Hizo un mohin y se deslizó bajo las sabanas.

Gemi cuando su lengua se deslizo a lo largo de mi miembro.

Se encargo de mi erección como una verdadera profesional.

Termine en su boca pero lejos de estar conforme la gire hasta tenerla debajo mio.

Su risita era contagiosa.
Bese sus senos y baje por su vientre dejando besos y mordidas suaves. Llegue a su entrepierna y descubrí que estaba muy lista, y mojada.

Me di el gusto de saborear cada parte de ella.
Y sus gemidos y palabras sucias llenaron mis oídos como una dulce melodía. Mentiría si dijese que no deseaba seguir escuchandola por toda la eternidad.

Para el punto exacto en que ella se corrió en mi boca estaba listo para un segundo round.

Subi hasta quedar sobre ella, y me deslice en su caliente interior.

Con embestidas fuertes y profundas llegamos al segundo orgasmo.

Agitados pero muy relajados nos metimos a la ducha.

Me cambie, mientras que Saku se puso la misma ropa de ayer.

Subimos a la moto y la lleve a casa de mi madre.

Desearía haber tenido una cámara fotográfica ocular. Me apuñaló una docena de veces cuándo abrió la puerta y me miró furiosa.

Sin embargo, su mirada para Saku estaba cargada de amor maternal, compasión, corazones, besos flores, arcoiris y unicornios.

Mikoto deseaba una hija, tanto como yo deseaba que Chester Bennington no se hubiera quitado la vida... ¡AY CHESTER, NO SABES CUÁNTO TE EXTRAÑO AMIGO! En fin, mi madre sólo tuvo dos adorables hijos varones, y yo ya no tendre una nueva placa de Linkin Park este año, ni el siguiente... Ni el siguiente.
Ya... Necesito una cerveza. O me largaré a llorar.
Luego del sermón de mi madre.

-¡Sakura que bella estás! Lamentamos tanto el retraso.
Habíamos deseado estar en casa antes de que llegarás.
Siento que tuvieras que esperarnos. Espero que Sasuke no fuera demasiado odioso.

Me aclaré la garganta recordándoles que estaba como un idiota parado junto a ellas.

-Pasa, luego hablaré contigo- dijo mamá.

¿Y la compasión? ¿Y el amor maternal? Diablos, creo que hasta aceptaría los unicornios y los arcoiris...

Resignado pase junto a ellas que estaban en otro plano dimencional, y me dirigí a la cocina, use el acceso del garage para salir al patio.

Kakashi estaba tomando una cerveza, y tenía una conservadora con hielo y varias latas más.

-Mikoto te regaño ¿eh? Lo siento... - Dijo sorprendiéndome.

-Esta bien, después de todo fue mi culpa, debi dejar a Sakura aquí y luego ir a mi casa por la ropa.

-¿Te quedarás unos días? - pregunto sonriente.

Creo que le agrada la compañía masculina.

Mi madre tiene un taller de lectura y cada tres días llena la casa de mujeres, que cuchichen toda la tarde.
Lo compadezco pobre Kakashi.

Yo era un adolescente rebelde cuando el empezó a salir con mi madre. Y su presencia en mi vida fue una influencia positiva.

-Si, le prometi a tu hija que no se aburriría. Lo pasó muy bien ayer en la tarde. Oye, creí que ella era, tu sabes, mas joven.

Arqueo una ceja y sonrió de lado.
-Para mi siempre será mi niña- esquive su intensa mirada y le di un gran sorbo a mi cerveza.-Cumplío 18 hace unos meses, recuerdas que con tu madre viaje a visitarla.

Asentí. Me había tocado cuidar la casa. No preste demasiada atención al motivo por el cual ellos viajaban.