11🥀

3.1K 454 89
                                    


JungKook sabe que no debería estar nervioso. ¡Diablos, lo ha hecho incontables veces!

Se supone que no es para tanto, todo el mundo está haciéndolo hoy, especialmente el día de hoy. No debería estar sintiéndose como un jodido cobarde. Es que no lo entiende, jamás sintió ni una pizca de inseguridad cuando le hacía regalos a Sana, porque sabía que la Omega estaría satisfecha con una prenda de vestir o una joya cara que sobrepasara los mil dólares. ¿Por qué bajarse de su camioneta está siendo tan difícil?

—Okay —se dio la vuelta, dándole una rápida ojeada al grande y gordo oso de peluche en los asientos traseros de su Range Rover Velar—. Si no le gusto a ese gatito chihuahua después de esto, me rendiré. Joder. 

JungKook en realidad deseó que no. 

Viernes, catorce de febrero, y dan las doce y media del medio día; lo que significa que los estudiantes del instituto privado de BomHwa están saliendo a disfrutar de su descanso para almorzar. Y, por supuesto, para disfrutar, o quizá, despreciar San Valentín.

JungKook le dio otra última mirada a sus espaldas; el oso de peluche está rodeado por arreglos de flores preciosos, entre rosas, tulipanes y margaritas. Bolsas y cajas con el logo tradicional de Gucci descansan entre los escasos espacios desocupados. Hay chocolate. Mucho chocolate. Y por último pero no menos importante, infaltable, un pequeño estuche negro entre el resto de presentes. Un colgante Bulgari.

Es que si TaeHyung se atreve a rechazarlo... joder.

JungKook bajó de la camioneta, directo al comedor de la escuela. Procurando apresurarse, porque puede sentir una buena jaqueca a la vuelta de la esquina. Todo el edificio está demasiado decorado para su gusto, con las cosas más románticas que el jodido comité pudo encontrar. Corazones rojos y cintas rosadas, con flores y carteles llenos de mensajes de amor y amistad por todos lados. Los malditos pasillos están repletos de Alfas y Omegas -desplazando a los pobres Betas-, declarándose amor como unos idiotas. Los casilleros son todo un show; las personas se han dedicado a llenarlos con cartas y regalos anónimos. Y tampoco se puede dejar pasar por desapercibido los chillidos de felicidad, ni los suspiros decepcionados, las confesiones son el mayor espectáculo del día.

San Valentín en BomHwa, todo un evento.

JungKook tomó una última honda respiración, antes de entrar a los inmensos comedores. Si los pasillos son todo un alboroto, este lugar es un verdadero desastre. A través de los altavoces, el edificio de administración se ha dedicado a poner las melodías más cursis que JungKook escuchó en su vida. Las mesas llenas de estudiantes tienen cada una sus propias algarabías, y en lo único que puede concentrarse Jeon es en la mesa central de todo el salón.

Donde está sentado Kim TaeHyung.

A medida que se acerca, sintió una mirada en específico sobre él. De reojo fulminó a HoSeok, quien le sonríe y le da gestos de ánimo, con teléfono en mano y cámara lista, Go friend! JungKook negó, rodando los ojos y resoplando disimuladamente. Jung es un tremendo idiota.

Debe reconocer que también sintió otro par de ojos sobre él, perforándole la nuca. Sin embargo, al polla corta de Ken no le piensa dedicar ni una sola mirada.

¿Y quién demonios es el que le está hablando a su Omega?

—Piérdete —llegó enseguida, espetándole con voz ronca a un chico que estaba inclinado sobre TaeHyung.

El pequeño Omega, que había estado prestándole atención al discurso del desconocido, tragó duro cuando sintió la presencia de JungKook. Incapaz de reconocer previamente su olor entre tantos cambiaformas, dulces y comida. Cuando miró al dominante Alfa, quedó sin habla; sintiendo los nervios poco a poco apoderándose de él. Maldición, no había visto a Jeon en todo el día.

El Recolector De Corazones Jeon JungKook. >> KookV. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora