El Recolector De Corazones Jeon JungKook. >> KookV.

13🥀

Jeon JungSuk puso su mentón en alto cuando su esposa se acercó a acomodarle su corbata. Sus ojos inexpresivos, que pasaron a suaves apenas se posaron en el cabello castaño oscuro de su Omega, y cuando su olfato posesivo se hizo con el aroma dulce, le fue inevitable que el orgullo no se le desbordara; Jennie va esplendida en ese vestido rojo de corte tubo. Es una lastima que el ambiente no sea el mejor, el lugar no les da buenas energías, lo cual es obvio si están en Hana. La hacienda está cundida de la familia Jeon ahora mismo.

Y si tan sólo no fuera por el escandalo que tienen sus hijos en la habitación, la espera para la trajinante cena de negocios que se les viene, sería más llevadera.

—¡Mamáaaa, O-Oppa dice que me veo como un mono m-mal envuelto en algodón de azúcar! ¡¡Waaaahhhhh!!

—JungKook deja en paz a tu hermana.

—Bo-Ca-Zas.

—¡¡Mamáaaaa, Oppa m-me dijo bocazas!!

—JungKook escúchame un segundo, gracias, cariño —JungSuk se alejó de su esposa, llamando a su hijo mayor, y acercándose a la mesa de café más adelante.

Jennie fue a ocuparse de JiHyo y su peinado arruinado. Si bien la nena no parece un mono mal envuelto en algodón de azúcar, como dice el payaso de su hermano, sí que parece una princesa, con ese vestido rosa de pollera de tul y encaje.

—Mo-No.

—¡¡Mamiiii, waaahhhhh!!

La habitación maestra del ala oriental de la hacienda Hana de la Familia Jeon es inmensa, con el decorado sobrio en colores crema y diseño victoriano característico de todo el interior de la hacienda; es la segunda habitación más grande de la propiedad, después de la maestra del ala occidental, ocupada por los abuelos. Ya es en algunas otras habitaciones más pequeñas, que se prepara el resto de la familia, sin poder creer que le dieron esta habitación a JungSuk, a su esposa de cuarta y sus hijos inútiles.

Eso ultimo tiene a la pequeña familia de cuatro sin cuidado. Desde que llegaron a Hana al medio día después de la comida, se han mantenido en sus asuntos, juntos en la habitación, sin tener el más mínimo deseo de compartir con esas personas hasta la hora de la cena. En la habitación, hay una gran ventana de estilo francés, una cama King, un candelabro colgante ostentoso, y una sala de estar incorporada, por lo que hay el espacio de sobra para que JiHyo corriera de aquí para allá para arruinarse su moño.

Y es en el sofá de la sala, junto a la mesa de café, donde JungKook espera ansioso. Condición que se evidencia en el agitar desesperado de su pierna derecha.

—Es la primera cena de negocios a la que vas asistir con tus tías y tus primos tras tu cuello, quiero creer que ya sabes qué espero —el vicepresidente se sentó a su lado, elegante, y cruzando sus piernas con tranquilidad, tanto él como su padre van enfundados en unos trajes a la medida de Milano, tan ejecutivos que JungKook ya no parece un niño de dieciocho años.

Se escuchó un chasquido de lengua tras de ellos, desde el mueble frente a la cama, pero sólo JungKook volteó a mirar a su madre. JungSuk se mantuvo al margen, acomodándose sus gemelos en las muñecas de su camisa. Ella no se ve nada feliz, JungKook se pudo dar cuenta, y quiso decirle algo, pero Jennie se hizo la desentendida, excusándose con el moño casi listo de su hermanita. Pareciendo tan concentrada como una media hora atrás, cuando le peinó con gel su propio cabello.

—Esto es algo que tenía que pasar, tarde o temprano, cariño.

Su mirada cayó nuevamente sobre su padre cuando éste habló.

—¿Pero sí tienes claro que lo hacen a propósito, verdad? —la hermosa mujer de ojos profundos y labios rojos se levantó, dejando a JiHyo libre, hablando tan delicadamente, y oyéndose tan frágil, que es imposible pensar que alguna vez fue alguien del común; y contrario a su voz, su tono fue mordaz, Jeon Jennie es una mujer de ese tipo—. Es un niño, están forzándolo a la boca del lobo a propósito, JungSuk, te lo dije esta mañana pero te lo vuelvo a repetir, no me voy a quedar callada esta vez si se sobrepasan con mis hijos.