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-¡¿Qué estoy qué?!

-Fuera del equipo. Así es -sonreí llena de felicidad al ver la cara que ponía Tadashi cuando le expliqué la situación-. Y tengo pruebas, así que...

-No, no, no -se negó-. No puedes hacerme eso.

-Si que puedo -me abaniqué con la autorización que conseguí gracias a Natalie-. Soy la capitana, eso me da el derecho a poder sacarte.

Los demás miraban atónitos la situación y como a Tadashi se le ponía roja la cara de la furia, pues ¿cómo se me ocurría poder echarlo? ¿a él? ¿al GRAN Tadashi Hamada? Pero yo estaba saltando de alegría por dentro, pues había decidido que este chico no se volvería meter en mi camino y que me pagaría por haber hecho que Jack me odiara.

-Elsa, ¿cómo esperas que ganemos ahora? -preguntó Eugene entonces con el ceño fruncido.

-Ah, lo solucioné -hice un gesto despreocupante-. En las competencias debe haber la misma cantidad de participantes, así que los demás mandaran a la banca a uno. Algo así como en el futbol.

-Nos cansaremos -hizo ver Alex.

-¿Y lo hemos hecho cuando estaba este? -señalé a Hamada- Pues no. Así que estaremos bien.

-Yo estoy de acuerdo con la decisión de Elsa -sonrió Anna totalmente encantada, pues detestaba a Tadashi incluso más que yo.

Miré a los demás con una advertencia, pues no deseaba que cambiaran de opinión. Afortunadamente, los únicos que se quejaron fueron Alex y Max, pues Eugene se convenció de que si habría la misma cantidad de personas, tendríamos la misma posibilidad de ganar. Aster, por otro lado, permaneció callado, dándole igual si Tadashi se quedaba o no.

-Esto no se quedará así -dijo el asiático antes de retirarse echando humos.

Sonreí con satisfacción cuando oí como Anna y Astrid estaban tan felices como yo. Pero, al ver a Rose y a Rapunzel, esa sonrisa que tenía se transformó a una tímida, pues ambas me observaban con seriedad, aunque la rubia lo hacía con un toque de curiosidad.
Suspiré. Espero que logren creerme cuanto antes. Mientras tanto, yo debo cumplir con lo que prometí.

Media hora después del almuerzo, camino entre los árboles con el corazón latente, sólo pensando en si debo ir o me retiro cuanto antes. Pero no, Natalie me lo advirtió. Sabe que sólo hablará conmigo si hacíamos ese trato, de lo contrario, ella no me habría ayudado.
Cuando llego al lago, la veo parada observando el agua, con su uniforme puesto y su cabello rubio platinado amarrado a una coleta.

-¿Y bien? -pregunté, causando que sus ojos castaños vieran directamente a los míos.

-No eres un error -casi suelto una risa amarga cuando la escuché.

-Claro, no era un error cuando tenías dieciseís años, ¿no? -negué con la cabeza, cruzándome de brazos-. Una vez me explicaste el por qué me dejaste sola, pero no esperes que te perdone así de fácil, menos cuando aclaraste que fui un error tuyo.

-Mira, niña -cerró los ojos por un momento, estaba perdiendo la pasiencia y lo sabía-. No me esperé terminar embarazada a mis 16, pero a pesar de todo, te quise tanto que luché por ti -mantuve la boca cerrada, oyéndola-. Y estaba realmente asustada de todo, de lo que iba a hacer, de que ese maldito podría hacerte algo, de cómo iba a protegerte yo si también era una niña -se quitó una lágrima con brusquedad-. Te crees muy madura para comprender, pero no entiendes nada.

—Yo...

—No quiero que te pase lo mismo, Elsa —aquello me dejó en silencio. Podía ver en sus ojos lo sincera que estaba siendo que, aunque no me gustara, le estaba creyendo—. Yo quiero que disfrutes, que salgas con tus amigos, que aproveches tu juventud sin tener la responsabilidad de cuidar de un hijo. No aún.

Loca por el Nerd ||Jelsa||Onde histórias criam vida. Descubra agora