2

4.5K 344 156
                                    

El día al fin acabó y creo que fui la primera de toda la escuela en salir para llegar a casa. Primer día aquí y odio estar todo el día en el instituto, además, la comida es un asco, ¿Quién sirve arroz crudo y ensalada ácida? Exácto, esta escuela.
Al llegar siento alivio. Terminaré como loca en ese lugar. Entro a casa y veo a mis padres ordenándo unos muebles, los saludo a ambos con la mejor de mis sonrisas y tomo asiento un momento

—¿Tan mal te fue? —Papá pregunta términando de conectar el televisor

Lo miro arqueando una ceja, siempre me molesta. Corrijo, nos molestamos por cualquier cosa, pero siempre está ahí para mi

—Un asco. —Dije— La comida fue lo peor de todo..., ¡Mamá! ¿Puedo venir a almorzar aquí?

—No sé, voy a pensarlo —Y siguió contándo unos cuantos platos, sus favoritos. Me mira— Ve a cambiarte y ayúdanos con algunas cajas que hay en el auto, cariño

Suspiro.
Me dirijo a mi nueva habitación y me quedo observando todo. Tengo que pintarla, detesto el color rosa y más el suave. No quiero sentirme Barbie por estas cosas. Camino hasta una caja que está junto a la ventana, es mi ropa, y mientras busco unos pantalones a juego con mi camiseta azul, miro a mi costado y casi me atraganto.

Ese peliblanco ¿Es mi vecino? ¡Dios! Lo veo sacar unos cuadernos de su mochila, de seguro hará sus deberes, y se pasa la mano por su cabello soltando un respiro. ¿Qué hice Dios para merecer esto? Te prometo que iré a misa, pero no me quites esta vista nunca.
Nunca he pensado de esta manera, jamás he sido así de mente perversa, pero ver esos brazos fuertes me dan ganas de lanzarme a lo que sea que me haga ese nerd.

Cuando quiero darme cuenta, tengo una sonrisa embobada en mi rostro, y el grito de mi madre me hace sobresaltar. Alcanzo a agarrarme de uno de mis muebles evitando mirar hacia el cuarto del vecino, sé que el peliblanco me escuchó, pero yo no quiero ni mirarlo o me volvería a quedar embobada.

—¡Ya voy, abuela! —Suelto sin pensar. Ese chico sigue en mi mente y al darme cuenta de lo que digo, me corrijo— ¡Digo, mamá!

¿Qué me hace este chico?

Cuando me siento tranquila, estoy lista para cambiarme de ropa y al desabotonar un botón de mi blusa, escucho como alguien cierra unas cortinas. Me sonrojo, observo de reojo como ese chico las cerró por respeto. Yo ni cortinas tengo, todo está en las cajas y no tengo ánimos de arreglar.
Término de cambiarme la ropa, me hago una coleta alta y bajo trotando para ir a recoger las cajas del auto.

Abro la cajuela del auto para tomar la primera gran caja y entonces, en la casa de al lado escucho voces de mujeres que me llaman la atención

—¡Cristal, ven conmigo! —Una señora castaña exclama

—¡No! ¡Jack nunca vá, mamá! —Una chica castaña reclamaba desde la puerta de su casa

Noto como la que se supone que es su madre suspira profundo antes de gritar esta vez, sobresaltándome

—¡Jack, baja de inmediato! —Y la tal Cristal sonrió victoriosa.

El peliblanco sale segundos después, su expresión es cansada como si ya supiera lo que la mujer le iba a pedir, la chica de a su lado, un poco más baja que él, le da unas cuantas palmadas en su hombro antes de volver a entrar a la casa.
La respiración me falla por un momento, es complicado. Le he dicho a mis nuevas amigas que ningún chico me ha gustado y que tampoco me podría gustar así como así. Sin embargo, Jack Frost es el único que me ha llamado la atención a primera vista... ¡Y es un nerd! Eso es lo más horrible, ha de admitir.

Lo veo arremangarse las mangas de su camiseta hasta los codos y no puedo evitar quedarme embobada por ver esos fuertes bíceps. Sin duda alguna es un nerd. Un sexy nerd...
Cuando él voltea de reojo a mirarme, noto como baja la mirada antes de entrar al auto y a mi se me cae la caja de los nervios.

Loca por el Nerd ||Jelsa||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora