yo soy el sol

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Su expresión me indica confusión y al mismo tiempo parece querer reírse, como si esto fuera una broma.

—¿Qué?— frunce su ceño— ¿De qué hablas, linda?, ¿cómo que no quieres tenerlo?

Suspiré y traté de controlar el llanto abrumador que cae por mis mejillas, Michael me observa y yo tueso.

—Ya me has oído— dije firme y con la voz temblorosa— Perdóname, se que tu quieres esto con toda el alma pero yo no.

—Es que no puedes estar hablando en serio— se ríe y seca sus lágrimas también, las de felicidad que antes tenía— Es que... no entiendo, ¿estás bien?— escanea mi rostro detenidamente buscando algún rastro de chiste en mis palabras.

Pero no encuentra nada.

—Estoy fatal, ¿no lo ves?— inquirí— Me he sentido muy mal toda la semana y de repente una prueba me dice que tengo un mes de embarazado, ¿acaso crees que estoy bien?— pregunté con molestia.

—No, no, no— respira y niega muchas veces— ¿Es de verdad?, ¿no quieres tener a nuestro bebé?

—¡Claro que no!— exclamé— Esto no estaba en mis planes ahora, tampoco en los tuyos y no quiero cambiar todo solo por... por... por esto— finalmente señalé mi estómago.

—¿Te estás dando cuenta de lo que dices?— él ríe con ironía— Me estás diciendo que tu quieres...

—Quiero abortar, Michael— dije con el corazón en la mano— No quiero ni estoy preparada para ser mamá.

La cara de mi novio se tensa inmediatamente y veo sus hombros caer decepcionados ante mi decisión, de repente sus ojos se apagan y me duele verlo así.

—¿Me estás castigando por lo de Zara?— pregunta consternado— ¿Esta es tu manera de hacerlo?

—No, no estoy haciendo nada en contra tuya ni por venganza— frunzo mi ceño— Esto es por mi, porque... nos equivocamos y ahora... esto... este bebé es un error.

Michael suelta una carcajada y se que está enojado.

—¿Un error?— me mira sin poder creerlo— Nuestro bebé no es un error, ¿cómo puedes decir algo así?, ¡maldición!— grita y patea la barra de la cocina furioso.

Esperé su reacción desde hace muchos minutos, de seguro me odia.

—No estoy lista, Mike— susurré al borde de las lágrimas por milésima vez.

—¿Y cuándo lo estarás?, ¿cuándo yo me muera?— sus ojos ahora queman, con un fuego asesino que siento en mi cuerpo.

—Tu dijiste esta mañana que querías una familia conmigo ya sea mañana o en diez años— le recordé cruzándome de brazos.

—¡Eso lo dije porque esta mañana yo no sabía que estabas embarazada!

—Preferiría que esto pasara en diez años.

Él se quedó mudo, seco y su rostro estaba rojo de tanta rabia, su mandíbula está tan apretada que parece querer romperse pronto.

—Amelia, no hagas eso, no tienes que hacerlo, piénsalo bien— Michael camina hasta mi y toma mis manos— Es un bebé, es nuestro hijo o hija y tu quieres... tu...— cierra sus ojos suspirando— Ni siquiera puedo decir la palabra, es horrible.

𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 | Michael Jackson Where stories live. Discover now