siendo realistas

281 41 14
                                    

A la mañana siguiente, sentía el colchón de mi cama mucho más suave, alguien estaba a mi lado, pasaba sus manos por mi cabello mientras yo aún tenía los ojos cerrados, mi cuerpo estaba boca arriba y la otra persona de lado mirándome, podía sentirlo.

Y me sentí especial.

—Buen día, Amelia, se que estás dormida aún, pero quería decirte que te ves preciosa durmiendo, incluso si no me escuchas— le oigo susurrar delicadamente— Dios... Lía, todas las horas de todos los días que pasan realmente espero que yo te guste más, o al menos un poco— mi corazón se apretó, pero yo seguía sin moverme— Por favor, Amelia, escógeme, se que puedo hacerte feliz, te mereces todo lo que nunca has tenido, te mereces apoyo, abrazos, amor, una vida feliz, y yo puedo darte eso, yo puedo darte muchas cosas y hacerte feliz cuanto tiempo tú me lo permitas pero mírame, Lía, escógeme, ámame.

"Ámame"

Mi cuerpo entero vibró de la emoción y una corriente eléctrica recorrió mis piernas.

¿Me amaba?, ¿Él me amaba?

Michael creía que aún seguía durmiendo, pero he odio todo eso, sus suaves palabras, sus manos acariciando mi cabello, el hecho de saber quién está aquí a mi lado y el hecho de pensar que esto está mal me hacen querer quedarme.

Pero, ¿mírame, escógeme, ámame?

Él quería darme todo, darme tanto cariño, lo ha dicho y yo no puedo estar más feliz, creo que se me saldrá un grito de la emoción, pero sigo fingiendo que estoy dormida.

Aquellas palabras dulces, aquellos deseos que él anhela darme me han dejado pensado.

Pero, ¿cómo podría alguien amarme alguna vez?

Yo no merezco el amor de nadie.

—Michael...— murmuré empezando a despertar completamente y abrir mis ojos, la claridad pronto aparece y ahí estaba él, luciendo maravilloso y todo un encanto a esta hora de la mañana. Me sonreía apoyando sobre su codo izquierdo y recostado a mi lado.

Verlo ahí junto a mi me llenaba de satisfacción.

—Buenos días— sonríe, como si no me hubiera dicho nada hace unos segundos— Creí que despertarías más tarde.

—Oh, no— solté una risita— Sentí que alguien me hablaba pero no escuché bien— mentí dándome la vuelta para verlo y sentandome en la cama.

Michael palideció y noté que se puso incómodo de inmediato, tosió saliendo se la cama y parándose— ¿Q-Qué escuchaste?— pregunta nervioso.

Obviamente no le diría, de hecho aún yo estaba en transe y sorprendida por sus palabras, así que simplemente alcé mis hombros haciéndome la desentendida.

—No lo sé, oí voces pero no pude descifrar que decían, creo que eras tú, no estoy segura, pero que más da, fue un sueño— sonreí intentando no darle muchas pistas de que en realidad si le había oído.

Él respiró hondo y me miró fijamente.

—Bien, saldré de viaje dos días, iré a Texas— cambia de tema acomodando su pijama un poco.

—¿Y eso?— pregunté frunciendo el ceño y gateando hasta llegar más cerca de él.

—Necesito arreglar unos papeles del Campo, son cosas de negocios— Michael dice— Me iré en dos horas y volveré pasado mañana por la noche, es algo rápido, prometo no tardar.

Él camina hasta la puerta con intenciones de irse, pero yo me apresuro y lo detengo sosteniéndolo de los brazos y girándolo para que estuviera frente a mi.

𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐘 | Michael Jackson Where stories live. Discover now