2.

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Xiao no había salido del despacho ni para comer. Huang Zi Teng tuvo que llevarle el plato a la habitación y era muy probable que ni lo tocara.

Por el contrario, el niño engullía la pasta sentado en el comedor. No era porque tuviera hambre, sino porque tenía que hacer muchas cosas antes de la llegada del joven niñero. El cachorro estaba sentado al lado de sus pies comiendo los trocitos de pollo que el pequeño le tiraba.

- A-Ling, ¿has hecho tú la sangría de la cocina? - le habló el hombre refiriéndose al zumo que derramó.

- Sí, lo siento. Lo hice sin querer.

- Ahora lo recojo, no entres a ver si te resbalas.

- Siii.

Una cancioncita bastante antigua sonó. Por el rabillo del ojo, Ling vio como Zi Teng hablaba por el móvil.

- Hoy todo el mundo llama - le dijo al perro riéndose.

A medida que iba hablando, la expresión del hombre cambió de feliz a preocupado.

- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo está?! - la otra persona le respondió algo.- ¡Ahora mismo voy!

Guardó el dispositivo y con paso ligero, fue hacia el despacho. Algo pasaba y él no iba a perdérselo. La curiosidad era una de las características principales de su personalidad. Cogió al perrito en brazos y siguió al mayordomo. Se apoyó en la pared al lado del marco de la puerta para que no lo vieran.

- Señor Xiao, tengo que irme. Mi hermano está en el hospital - habló afligido.

- ¿Qué ha sucedido?

- Le han atropellado. Me han dicho que lo tienen que operar - la angustia era notable en su tono y sus actos.- Lo lamento, pero debo ir. No tenemos más familia, solo nos tenemos el uno al otro. Volveré en poco tiempo.

- Sí, claro. Vaya. No se preocupe - no tenía más remedio que dejarlo. Era un asunto muy grave.

- Muchísimas gracias.

El hombre salió tan deprisa que ni siquiera se dio cuenta de que Ling estaba fuera. No pudo ni despedirse cuando ya había salido de la casa.

Zhan no podía creerlo. Se había quedado solo ante todas las obligaciones. ¿Qué haría?

Cuando todo estaba tan mal que nada podría empeorarlo, la bolita de pelo blanca cruzó la puerta. De un movimiento brusco se había liberado de los brazos del niño y ahora se encontraba persiguiendo al mayor por toda la habitación.

- ¡Vete! - Zhan se encontraba acorralado en una esquina. - ¡Jin Ling!

Su sobrino esperó un poco antes de entrar. Le causaba risa la escena y quería disfrutar un poco de ella. Cuando creyó que su tío ya había sufrido lo suficiente, echó al canino del cuarto. Este fue hacia su camita nueva en el salón.

- Mantén a ese bicho fuera.

- Pero tito, algún día tendrás que salir de aquí. ¿No crees que es mejor que intentes superar tu miedo?

- Por ahora no - agarró un papel del escritorio y lo empezó a leer.

- Tío Zhan, ¿te apetece si a la noche vemos una peli? Van a echar Zootropolis. Me gusta mucho, seguro que a ti también -  saltó de emoción.

- No puedo. Verla tú si quieres - subrayó unas palabras del folio en azul.

- Porfii - juntó sus manitas.

- No puedo. Sal, tengo cosas que hacer.

- Jo. ¡Siempre estás en el trabajo o metido en esta mazmorra! ¡¿Qué pasa conmigo?!

𝕄𝕚 𝕡𝕖𝕢𝕦𝕖𝕟̃𝕠 𝕔𝕒𝕔𝕙𝕠𝕣𝕣𝕠 (ℤ𝕙𝕒𝕟𝕪𝕚) (Terminada)Where stories live. Discover now