15.

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- ¿Tenemos que hacerlo?

- Sí.

- ¿No podemos dejarlo para otro día?

- No.

- No me siento preparado todavía.

- No pasará nada. Ni que te fuera a doler o algo.

- ¿Y si duele?

- No te dolerá.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Tito, es solo un cachorro no una máquina de tortura.

- Es una máquina de tortura con patas.

Y así llevaban una hora. Yibo y Jin Ling intentaban convencer a Zhan de que cargase al perrito en brazos. Querían que superara su miedo de una vez por todas.

- Dicen que no es bueno forzar a alguien a enfrentarse a su fobia.

- Venga, no te pasará nada. Solo es un animalito.

- Para ti será solo un animalito pero para mí es un monstruo con dientes que puede morderte y comerte.

- Sabes que no es un lobo, ¿verdad?

- Pero provienen de ellos. Además, ¿a vosotros os gustaría que os encerrase en un cuarto totalmente a oscuras? Porque puedo hacerlo.

La amenaza hizo que Yibo tragara saliva. No quería quedarse en la oscuridad, un fantasma podría atraparlo y llevarlo al mundo de los muertos donde todo es destrucción y lamentos.

- Toma - Ling no esperó más y colocó al cachorrito sobre las piernas de su tío.

Zhan se quedó como una estatua fría de mármol blanco. Perdió todo su color, hasta el David de Miguel Ángel tenía más colores que él.

El canino lo miraba fijamente con sus ojos negros y brillantes.

- Acarícialo.

- No puedo. No siento los brazos. Ni las piernas. No siento nada.

Yibo tomó su mano y la colocó sobre el animal. Su suave pelaje, consecuencia de los baños que le daban con el gel, se colaba por entre sus dedos.

- Ves. No es tan malo - la cara de Xiao mostraba lo contrario.

Sentía un gran revoltijo en su estómago y estaba temblando.

- Quitádmelo, por favor.

Yibo lo llevó al suelo. No quería ver a su jefe/novio sufriendo. Había sido suficiente por ese día, ya llegaría el momento de que pudiera tocarlo sin temor alguno.

La mañana y esa parte de la tarde del sábado fue una prolongación del cumpleaños de Ling. Al niño no le bastó la fiesta con sus amigos y quiso pasar un día en familia con sus dos tíos.

Todo comenzó con la obligación de hacerle el desayuno y llevárselo a la cama como todo un señor. Zhan y Yibo formaron un gran equipo durante el cocinado. El mayor se sorprendió al ver que sus dotes culinarias, las cuales llevaba mucho tiempo sin practicar, seguían ahí. Al final fue como una masterclass para el niñero.

Tras hacer unas tortitas bien hechas con nata montada y tras varios besos con la escusa de "probarla", subieron para entregarle al rey de la casa su comida. Este se alegró como si estuviera en Navidad y le hubieran traído muchos regalos.

El resto de la mañana la gastaron entre jugar al fútbol en un parque cercano y cantar y bailar en casa las canciones favoritas del pequeño.

Habían pedido comida a domicilio para aprovechar más el tiempo y mientras almorzaban, vieron una película juntos. Obviamente la eligió Jin Ling.

𝕄𝕚 𝕡𝕖𝕢𝕦𝕖𝕟̃𝕠 𝕔𝕒𝕔𝕙𝕠𝕣𝕣𝕠 (ℤ𝕙𝕒𝕟𝕪𝕚) (Terminada)Where stories live. Discover now