23.

1.5K 253 116
                                    

Dos semanas pasaron desde aquel trágico día.

Zhan no salió en todo ese tiempo del hospital. Comía lo que podía y lo que su estómago aguantase, dormía pocas horas al día y se duchaba en el baño de esa habitación que tenía prisionero a su sobrino y, como tal, a él mismo.

El único contacto que tenía con el exterior eran el señor Huang, que los visitaba todos los días y le traía cosas necesarias para su estancia, y el pequeño A-Yuan con su familia.

Ese niño se había hecho amigo de Xiao y siempre preguntaba por Jin Ling y le deseaba lo mejor.

A- Yuan estaba muy feliz de tener un nuevo hermanito y de que sus padres hubieran hecho las paces. Una vez incluso llevaron al bebé para que Zhan lo viera. Gracias a ellos su vida se volvió un poco menos oscura.

Él se encontraba solo en el cuarto mirando con ojos vacíos al pequeño. No le gustaba verlo de nuevo con esa ropa de hospital.

La cara de A-Ling era plácida, como si estuviera dormido profundamente y en cualquier momento se despertaría con el sonido de la alarma. Se levantaría y correría a golpear su puerta para que lo llevara al colegio.

- La alarma sonó hace rato, despiértate ya - tomó la manita de su sobrino entre las suyas.

Todavía no podía escuchar su dulce voz, ni ver sus ojos marrones claros, ni oír su risa. Solo podía sentir su tacto hasta que se despertara.

Unos golpecitos en la puerta hizo que se volviera. Entrando estaba el otro niño vestido con una camiseta azul y unos pantalones blancos.

- ¿Puedo pasar?

- Por supuesto - le sonrió. - ¿Y tus padres?

- En la revisión del bebé.

A- Yuan se sentó junto a Zhan abrazando sus rodillas con sus brazos.

- Te noto decaído. ¿Qué te pasa?

- Estoy enfadado - hizo un puchero.

- ¿Con quién?

- Con mi hermano. Han puesto su cuna en mi cuarto y no me deja dormir por las noches porque no para de llorar.

- Es normal, es muy pequeñito.

- Ya lo sé pero quiero dormir - se cruzó de brazos.

Xiao negó con la cabeza mirando al suelo. Estaba seguro de que si Jin Ling conociera al niño que estaba a su lado se llevarían de perlas.

Al levantar la vista vio que A-Yuan miraba a su sobrino con expresión triste.

- ¿Se pondrá bien?

El mayor acarició los nudillos de la mano de Ling la cual no había soltado y respondió a su acompañante.

- Seguro. No he conocido a nadie tan fuerte como A-Ling. Ha tenido que sufrir mucho y aún así siempre pone una sonrisa en la cara - la culpabilidad se manifestó como si fuera un fantasma que no le dejaba en paz. - Muchas veces... yo le arrebaté esa sonrisa... porque soy muy impulsivo y no pienso bien las cosas antes de hacerlas. Todos mis errores los acaban pagando las personas que menos culpa tienen y a las que más amo - se secó una lágrima que se escapó de su ojo.

- Todo el mundo puede cambiar. Siempre me lo dice mi mami y es verdad. Si eres impulsivo puedes con esfuerzo acabar no siéndolo. Solo tienes que poner de tu parte. El pasado no se puede cambiar pero puedes hacerlo con el futuro mediante las acciones que tomes en el presente.

Las palabras del pequeño lo hicieron reflexionar. Lo haría, escogería bien lo que hacer en el presente para crear un futuro mejor para todos.

- ¿Seguro que tienes diez años?

𝕄𝕚 𝕡𝕖𝕢𝕦𝕖𝕟̃𝕠 𝕔𝕒𝕔𝕙𝕠𝕣𝕣𝕠 (ℤ𝕙𝕒𝕟𝕪𝕚) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora