12.

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Zhan llegó a casa temprano, bastante para ser preciso.

El trabajo le aburrió como nunca. Ese día no estuvo nada centrado en lo que hacía. Tanto fue que se quedó cuarenta y cinco minutos contados con reloj mirando una mosca que se coló en su despacho. La trayectoria que trazaba con sus minúsculas alas en zigzag lo hipnotizó. Pero salió de su trance cuando, tras un rato posada en el escritorio, su secretaria vino y la mató con la carpeta azul que llevaba.

Por muchos papeles que le trajeran, ninguno le importaba. Solo quería ir a su hogar.

Hogar, un concepto que no utilizó por años y que ahora cobraba un significado un poco distinto al que le daba cuando pequeño.

De chico, hogar era el sitio donde estaba su familia y donde se relajaba después de clases.

Tras el encontronazo con Wen Shaoran, dejó de usar ese nombre. Su casa ya no le gustaba.

Después del nacimiento de Jin Ling, sintió que ese lugar se llenaba de felicidad y los fantasmas del pasado se iban.

Pero el accidente de coche y la muerte de su familia, volvió a enterrar la palabra hogar en una tumba perdida en medio del bosque sin distinción alguna.

Si la palabra revivía y salía de ese montículo como un zombie era por un motivo.

Él lo sabía. Conocía su deseo por ver y hablar con Yibo. Entonces,¿por qué seguía mintiéndose y haciéndose creer que eso era normal? ¿Por qué no se daba cuenta de lo que sentía? Y si se daba cuenta, ¿por qué lo negaba?

Orgullo. Preocupación. Miedo.

Esa es la repuesta.

Su orgullo le impedía salir con un empleado ya que sería romper su propia regla.

Le preocupaba querer a alguien tanto que sufriera si le pasaba algo. Quería a sus padres y a sus abuelos y murieron. Quería a su hermana y murió. Estimaba a su cuñado y también falleció.

Además tenía miedo. Miedo de enamorarse y que le hicieran daño. Otra vez.

Dio vueltas a la llave abriendo la cerradura de la puerta. Lo primero que notó fue el silencio. Siempre que llegaba escuchaba a su sobrino gritando.

- Ya estoy aquí - no le contestaron.- ¿Hola? Jin Ling. Wang - nada.

Ninguna persona le respondió,  pero un animalito sí.

- Guau - el cachorrito caminó a paso lento hasta el joven. - Guau.

- Para. Enserio, para.

- Guau.

No había nadie que lo ayudara. Estaba solo ante aquella "bestia".

- Tú. Quieto - siguió acercándose. - Porfavor, siéntate - le rogó dulcemente y desesperado.

Como si comprendiera que se lo había pedido de buenas maneras, el perrito paró y volvió a su cama.

Zhan no se creía que le hubiera hecho caso, pero aún así corrió hasta el piso de arriba y se encerró en su cuarto.

Se preguntaba dónde estarían Ling y Yibo. Necesitaba las locuras del niño y la sonrisa tímida del niñero para que su día mejorara.

Se obligó a olvidar sus cuestiones e intentar relajarse. Una ducha con agua caliente le vendría que ni de pintado. Necesitaba sentir los chorros de agua llevándose las preocupaciones de su cuerpo y de su mente.

                             ✪ᴥ︎︎︎✪

Jin Ling y Yibo regresaron tras horas jugando en el parque. El pequeño encontró un balón abandonado a su suerte y no pudo resistir echar un partido con su niñero. Quedaron 4 - 5 proclamándose vencedor el menor.

𝕄𝕚 𝕡𝕖𝕢𝕦𝕖𝕟̃𝕠 𝕔𝕒𝕔𝕙𝕠𝕣𝕣𝕠 (ℤ𝕙𝕒𝕟𝕪𝕚) (Terminada)Where stories live. Discover now