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Anna

Los días pasaron y mi interacción con Harry fue prácticamente monótona. No sabía que fue lo que nos había pasado, quizás ambos estábamos lo suficientemente ocupados y cansados en nuestros propios asuntos.

Aún así lo extrañaba.

Extrañaba las conversaciones y las risas, las caricias y besos. Porque nada de eso ocurrió en los cinco días que estuve en su casa.

Harry estaba pendiente al celular la mayoría del tiempo o bien leyendo un libro de filosofía mientras yo sacaba cuentas como una loca desquiciada, pensando ingenuamente en que me alcanzaría para pagar una cuenta imposible.

—¿Qué harás para navidad?— pregunto en voz baja a Harry con la intención de poder entablar una conversación decente.

—Cenar con mi familia en la casa de mi madre como todos los años— responde de manera vaga, sentado en el otro lado de la sala y dejando su celular de lado— ¿Cómo te fue con el asunto del hotel?

—Aún no lo he visto— murmuro ignorando el tema de la navidad.

—Pero te vas mañana Anna.

—Si, es sólo que...

—Yo te ayudo— dice y no me da tiempo para hablar ya que se había puesto de pie para sentarse al lado mío y tomar en sus manos mi macbook— Sé de unos hoteles bastante buenos.

—Pero Harry, no necesito que sean tan extravagantes.

—¿Cuántos días estarás allá?— quiere saber, al parecer ignorando por completo mi comentario.

—Tres días quizás.

—Bien— es todo lo que me responde mientras teclea con rapidez sobre el aparato— He encontrado estas opciones que estoy seguro que te encantarán.

Gira la pantalla hacia mí y entonces no puedo evitar sorprenderme de lo bonito y acogedores que se veían, tampoco puedo evitar sorprenderme sobre el precio de las habitaciones. Una noche en cualquiera de esos hoteles costaba todo lo que tenía ahorrado hasta el momento para pagar la estúpida deuda.

—Gracias por las opciones Harry— digo quitando la macbook de sus manos— Las tendré en consideración.

—Si quieres puedo hacer la reserva por ti.

—No es necesario— digo poniéndome de pie para ir al baño.

—Te vas mañana, te quedarás sin hotel si no lo haces hoy.

—Bueno, en ese caso llamaré y diré que se me hará imposible ir y que puedo coordinar desde aquí.

—Anna es tu trabajo...— lo escucho balbucear— Debes ir.

Lo miro una última vez a sus ojos antes de hablar—: Si no me quieres ver aquí simplemente dilo y me vuelvo a Londres.

Camino fuera de la sala y segundos más tardes siento los pasos de Harry detrás de mí.

—Hey— dice él tomando mi muñeca con delicadeza— ¿Qué pasa? No se trata de eso, es sólo que te has esforzado tanto para que este evento funcione y, ¿Ahora no quieres ir?

No puedo ir. La empresa no se haría cargo de los gastos de la estadía.

—No es eso Harry.

—¿Puedes decirme entonces que pasa? ¿Por qué actúas así como si te estuviera echando de la casa?

—No me quieres aquí tampoco, al menos eso es lo que parece.

Hidden » H.S (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora