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Anna

Los días habían pasado, el proyecto publicitario de Chanel estaba tomando cada vez más forma haciendo que me sienta bastante entusiasmada por ello.

Por otro lado Harry seguía con sus grabaciones y deberes en Estados Unidos, por lo que nuestras llamadas eran poco frecuentes y cortas debido a nuestras obligaciones y a la diferencia horaria.

Pero ahí estaba en mi departamento de aquel día martes arreglando mis maletas para tomar el siguiente vuelo con destino a California. Había podido arreglar todo en el trabajo de manera presencial así que de ahora en adelante podía terminar a través de mi computador.

Perfecto si consideraba las ganas que tenía de ver a Harry.

—¿Vienes ya?— me preguntó él a través de la línea, horas más tarde cuando ya estaba por tomar el vuelo.

—Si, ya estoy en el aeropuerto— le informo a Harry.

—Bien, mandaré a Elliot para que vaya por ti.

—No es necesario Harry, además tú lo necesitas más que yo— digo soltando una pequeña risa.

—Eso es cierto... — balbucea y entonces puedo escuchar un par de voces de fondo— Bien, cariño, tengo que colgar... ¡Ya voy! ¡Florence, por la izquierda!

—Vale, te envío un mensaje apen... — comencé a decir pero entonces la llamada se corta a mitad de mi frase.

Me encojo de hombros y simplemente guardo mi celular en el bolsillo de mi abrigo y espero el llamado de embarque al avión que me llevaría al continente americano.

Horas más tardes, casi once para ser exactos y después de un vuelo infinito lleno de incomodidades e insomnio, llegué a mi destino luciendo unas hermosas y relucientes ojeras bajo mis ojos con mi cabello enredado tomado en un desordenado peinado.

Llegué a la residencia de Styles en Hollywood Hills y  entonces me llevé la sorpresa de que él no estaba ahí, solamente Elliot quién me salió a recibir con bastante entusiasmo.

—¿Dónde está Harry?— quise saber, dejando mis maletas en la entrada de la gran casa.

—Salió hace veinte minutos, dijo que regresaría apenas se desocupe.

—Oh, vale, ¿Se notaba muy cansado?

—Al contrario, anda con bastante entusiasmo últimamente— me dice para luego volver su atención a su trabajo no sin antes arreglar sus lentes ahora con un cristal nuevo.

Elliot iba con una camisa a cuadros abotonada hasta el cuello y unos pantalones de tela, dándole el sello personal de su particular estilo. No hice más que asentir con la cabeza y mencionarle que estaría en la segunda planta de la casa.

Cuando llegué a la habitación de Harry, me senté sobre la cama pensando en lo bien que me haría una ducha de agua caliente, por lo que después de acomodar un par de cosas, fui directo hacia el baño.

Media hora más tarde, una vez ya bañada y vestida, bajé al primer piso sólo para ver a Elliot, bebiendo una taza de café solo en la cocina.

—¿No ha llegado Harry aún?— le pregunté sentándome a su lado luego de tomar un vaso de agua.

—Aún no— dijo llevando su mirada hace mi.

—¿Qué hora es? Sabes que estoy demasiado perdida aquí.

—Son casi las doce de la noche— me dice luego de arreglar sus lentes— ¿Estás bien? Te noto un poco decaída.

—Tengo sueño y me duele un poco la cabeza, pero no es nada, creo que estoy sufriendo un jet lag.

Hidden » H.S (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora