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Anna

Cuando abro los ojos lo primero que veo es la espalda desnuda de Harry. Él dormía plácidamente a mi lado por lo que de manera muy cuidadosa me puse de pie y tomé mi bata de levantar para cubrir mi cuerpo desnudo.

Saqué ropa interior limpia y me dirigí al baño para tomar un corta ducha de agua caliente. Una vez ya lista fui hasta la cocina para comenzar a preparar desayuno, en ese entonces ya eran las diez de la mañana.

—No sabía que tu cama era tan cómoda— escucho la voz de Harry lo que me hace girar abruptamente.

—Te lo dije— hablé sonriente, viendo en cómo el chico que estaba en mi cocina vestía solamente un jogger gris, dejando a la vista su torso desnudo, con él sus bíceps y los tatuajes dibujados en su piel.

Harry era un sueño.

Se acerca y me da un pequeño beso en la cabeza para luego sentarse en uno de los taburetes de la cocina. Seguí preparando el desayuno y cuando ya todo estuvo listo, lo puse sobre la mesa.

—¿Te has logrado comunicar con Jeff?—  quiero saber.

— Si, ayer hablé con él.

— ¿Todo bien? Debe estar muy nervioso por la boda.

— Supongo—  responde antes de volver a tomar de su café. Por alguna razón sentí que quería hablar del tema, así que simplemente lo animé a hacerlo—  Lamento mucho que no puedas ir.

—También me hubiese gustado asistir... Pero comprendo que es una ceremonia privada.

—Lo es, sólo que....

—¿Sólo qué?

Harry se queda en silencio, con la vista fija en la taza, abre la boca para hablar pero antes de que eso pase se ve interrumpido por el sonido de su celular avisando de una llamada entrante. 

Se disculpa y le contesta a la otra persona a través de la línea con el ceño fruncido. Por mi parte, y con la intención de darle privacidad, le indico que podría hablar en la habitación. 

Luego de eso no volvimos a tocar el tema.

En la tarde de aquel mismo día fuimos a su casa y quedé completamente maravillada con el hermoso auto que él me había regalado. Fuimos a dar una vuelta por la ciudad para luego terminar en un lugar aparcado de la zona urbana de Londres. Era como un tipo de mirador y el único auto presente era el de nosotros.

—¿Te gustó?— me preguntó cuando estacioné.

—Me encantó—  le dije ladeando mi cabeza para mirarlo, sin embargo él estaba con la vista al frente, observando el maravilloso paisaje frente a nuestros ojos— Muchas gracias.

Fue en eso que se formó un silencio entre los dos, ambos mirando a través de la ventana. Y fue así por varios minutos hasta que sentí la mano de Harry en mi muslo.

Sin dudarlo un segundo me acerqué para besarlo y posar mi mano también en su muslo, subiendo esta misma con la intención de provocar algo más en el ambiente que no sea incomodidad.

Pasaron los minutos y el beso fue tomando otro curso, por lo que ambos terminamos en la parte trasera del vehículo, semidesnudos, con las respiraciones agitadas y agradeciendo a que los vidrios eran polarizados. 

—¿Segura?—  me preguntó Harry cuando me encargaba de bajar mis bragas. Asentí con la cabeza antes de besarlo nuevamente, dándome cuenta que él siempre preguntaba mi consentimiento antes de tener sexo.

 Fue así que tuvimos sexo en la parte trasera del auto nuevo. 

Y a pesar de que fue increíble, la duda se plantó en mi cabeza luego de haber llegado al orgasmo. Porque el silencio que anteriormente se había formado, fue amortiguado por besos intensos y gemidos. 

Hidden » H.S (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora