Una historia en donde Harry Styles y su ex asistente se ven atrapados por la incertidumbre de una nueva relación que están compartiendo, fuera de lo laboral, de las cámaras y el público en general.
Ambos sabiendo todo del otro, aguantando sus difer...
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Anna
Mis piernas dolían. De hecho todos los músculos de mi cuerpo dolían y pedían a gritos que me tome un descanso.
Podía sentir el sudor en mi frente y los latidos de mi corazón tan fuertes contra mi pecho, y aún así seguí avanzando.
Mi vista estaba fija en un punto ciego mientras que mis manos agarraban con fuerza una botella de agua casi vacía.
Llevaba trotando por más de cuarenta minutos a un ritmo acelerado, sin parar, haciendo que me duelan las piernas más de lo normal. Aunque supongo que estaba bien sentir un poco de dolor en otra parte que no sea en mi pecho.
Porque había pasado una semana desde aquella discusión con Harry y desde entonces no hacía nada más que tratar de dormir para olvidarme de lo mucho que me dolía tenerlo tan cerca pero a la vez tan lejos.
Cuando llegué hasta el final del recorrido de Hollywood Hills, me quedé un par de minutos admirando la bonita vista que tenía frente a mi. Los edificio de la ciudad se veían a lo lejos, el cielo estaba gris, casi nublado, era como un panorama perfecto.
Pensé en lo genial que hubiese sido hacer caminatas con Harry, o incluso poder admirar el paisaje juntos.
Y al darme cuenta de que estaba pensando en él nuevamente, fue la señal de que tenía que volver a correr.
Cuando estuve de vuelta en la casa me quedé un par de segundos en la entrada tratando de recobrar el aliento, mis pantorrillas dolían y mis pulmones reclamaban por un poco de aire. Además mi cabeza palpitaba y mi vista estaba siendo un poco borrosa.
Pero ninguna de esas horribles sensaciones se comparó con la que sentí al ver a Harry sentado en el gran sillón de la sala de estar, con su computadora en su regazo y el ceño fruncido.
Él no hace más que levantar la vista para mirarme, con ojos sorprendidos al ver seguramente mi aspecto.
—¿Has comido?— me pregunta a lo que yo respondí negando la cabeza.
Después de ir a la cocina en busca de un poco de agua, subí las escaleras para luego coger ropa limpia de la habitación de invitados que era en la que había estado durmiendo en los últimos días.
—Elliot se vendrá esta tarde— escucho decir a Harry desde el umbral de la puerta.
—Bueno— es todo lo que le digo— Su habitación está intacta.
—Si— es todo lo que me dice para luego salir de ahí.
No le di más importancia a nuestra nula conversación y aproveché de tomarme una larga ducha de agua caliente.
Una vez ya lista, bajé hacia la primera planta y comencé a servir en mi plato la comida que había quedado en el almuerzo la cual consistía en una pobre ensalada césar.
