༒• 9 •༒

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Jamás había estado encerrada, aunque sinceramente no está nada mal, al menos no tengo que estar viendo la estúpida cara de Jauregui. ¿Estoy enojada? claro que lo estoy, no tengo ni un dólar en mano y mucho menos ropa, estoy técnicamente en ropa interior. 

─ Señorita Cabello, puede retirarse, sus pertenencias están en el recibidor...─Me sorprendí al escuchar la voz del guardia, y de pronto toda esperanza perdida regresó a mí. Aunque claro, ni siquiera tenía pertenencias por las cuáles pasar a la entrada.

─ Esto estaba en el vehículo en el que fue detenida. ─Dijo la tipa del recibidor y me entregó una bolsa negra.

─ ¿Qué le pasó a la camioneta? ─Pregunté y la tipa volteó a ambos lados para verificar que no hubiese nadie escuchando u observando. 

─ Se la llevaron para investigarla. Sinceramente chica, tú deberías de haber seguido encerrada, pero como eres una celebridad aquí en México y en todo el mundo, lo único que podemos es hacer esto, la ley es la ley. Aunque puedo hacer algo por ti, a cambio de... ─Se acercó hacia mí y susurró algo en mi oído.


 Al salir de la delegación ahí estaba yo, en la noche, varada, con sólo una maldita bolsa negra que tenía en las manos y que supuestamente estaba dentro de la camioneta de Jauregui y una playera y un pantalón que me había dado la oficial de recepción a cambio de un autógrafo y foto para su hija de quince años. La playera era dos tallas más grande a la que acostumbro usar y el pantalón de mezclilla ni se diga, tuve que hacerme cuatro dobleces para no pisarlo. 
 Me senté en uno de los escalones que estaban fuera y abrí la bolsa negra. 

─ Eres una idiota Lauren ─Murmuré entre dientes y saqué el cárdigan que esta misma mañana había observado y tocado en aquella tienda. Bueno, tenía frío y no quería estar cargando con él, así que la única opción que tuve fue ponérmelo. 

Comencé a caminar sin rumbo alguno. Mis pies comenzaban a dolerme con las sandalias que traía puestas, además, mi estómago estaba gruñendo desde hace un par de horas, tenía hambre, estaba perdida y ni siquiera tenía un sólo dólar, al menos no estaba casi desnuda, es aquí cuando agradezco tener un par de fans todavía. Ni siquiera sabía el maldito nombre del hotel en dónde estaba. Fue cuando escuché una voz a mi lado, volteé y un convertible muy lujoso se había orillado. Ya fui. 

─ ¡Oye! ─Gritó el tipo desde el coche y yo me fui corriendo lo más rápido que pude, aunque mi intento de huir fue inútil, ya que en menos de 5 segundos me alcanzó el auto. 

 Seguí corriendo hasta que una de mis sandalias salió disparada y la otra se rompió, provocando así, que me cayera sobre el pavimento, sólo escuché cómo uno de mis huesos tronó y me di por vencida. Lo único que recuerdo es la sensación de alguien cargándome y yo perdiendo la consciencia.

─ Buenos días, bella durmiente.

─ No tengo dinero, no tengo celular, no tengo nada, si quieres llevarme, házlo, igual, ya no quiero vivir esta miserable vida. ─Dije apenas recuperando la consciencia, mirando aún borroso mi alrededor, estaba recostada en el asiento trasero de un auto al que jamás había subido.

─ No voy a robarte mucho menos matarte ni nada por el estilo. ─Dijo el conductor deteniendo el auto. Movió el retrovisor hacia mí y mantuvo contacto visual directo, me dolía horriblemente mi tobillo izquierdo.

─ ¡Auch! ─chillé dramáticamente.

─ Una chica como tú no debería de estar en la calle a estas horas. 

─ ¿A qué te refieres a "una chica como tú"? ─Espeté mientras lo miraba directamente a los ojos.

─ A una chica como tú, ─Fue cuando él volteó y me miró directamente─ Camila. ─, conocía esa maldita cara con esa sonrisa tan tierna. Bajó del auto convertible y yo sólo estaba absorta mirándolo.

─ Bueno, ¿ahora todos vienen a Cancún de vacaciones? ─indagué y él soltó una pequeña risa y negó con la cabeza mientras reclinaba el asiento de adelante para sacarme del auto.

─  Yo sólo vine a la grabación de un vídeo promocional de un nuevo proyecto. ─Sonrió y estiró su mano hacia mí para que yo la tomara.

─ Wow, no sabía que eras tan famoso. ─Dije tomando su mano. Me puse de pie y solté un pequeño quejido al poner mi pie descalzo sobre el pavimento.

─ Bueno, no vine sólo a eso, vine también porque un amigo me recomendó una comida de acá, dice que es genial. 

─ No sabía que eras de las personas que es capaz de viajar kilómetros con tal de probar una sola comida... ─Reí y miré mis pies descalzos, mi tobillo seguía doliéndome horriblemente, pero no quería ocasionar molestias. Mucho menos a él.

─ Nunca se termina de conocer a alguien, Camila. ─comentó colocando mi brazo alrededor de sus hombros, él sabía que yo tenía el tobillo lastimado y estaba ayudándome para que no me lastimara más.

─ Por cierto, ¿adónde vamos? ─cuestioné y él sólo me vio negando con la cabeza mientras mantenía una sonrisa burlona en su cara, típico gesto de él.

─ Al hospital, claramente. 

 Estaba tan distraída con él que ni siquiera me di cuenta de que estábamos en el estacionamiento del hospital. Entramos al hospital y me internaron directamente.

─ ¿Por qué no ha estado alimentándose de manera correcta, señorita Cabello? ─De nuevo estaban dándome un sermón del porqué debería de alimentarme bien.─ Sus huesos comienzan a debilitarse, por ese motivo se ha causado un esguince en el tobillo...─Dijo el doctor mientras vendaba mi tobillo junto con mi pie.─ Lo mejor que puede hacer es que pase la noche aquí hasta que se estabilice un poco, siéntase como en casa. 

 Tan sólo espero no meterme en otro escándalo, de nuevo. Aunque creo que nadie me reconoció en el hospital, me agrada que sean bastante confidenciales, bueno, no creo que a alguien le importe siquiera dónde estoy. Lauren ni siquiera me buscó.

¿Por qué me siento así? ¿por qué me siento tan miserable?

─ Por cierto, señorita, el joven que la acompañaba me dijo que le entregara esta caja.

 El doctor me dio una caja y dentro de ella venía una nota  "Me aseguré de que fueran deportivos para que puedas correr con total libertad. Cuídate. Atte. Noah C." y bajo la nota estaba un par de zapatillas deportivas.

 Bueno, al menos hoy sí le importé a alguien.




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Pidoperdón, mis amores. No me morí por COVID, pero sí me rapé e hice otras cosas. Los amo.


  


PR ~camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora