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El inicio del fin.

La noche era cálida, el viento soplaba y mi cabello se batía con fuerza a su ritmo, desde mi altura podía ver todo, la ciudad, a la gente que pasaba, las luces brillantes y la gran caída que había bajo mis pies. Se sentía todo tan lejano, sin sentido, estaba a un paso de distancia, a una decisión de acabar con el dolor, solo debía saltar, solo eso y lo vería otra vez. Parecía fácil, pero aun estando tan cerca, sentía como si me faltara valor para hacerlo.

Recordaba esa noche, jamás la habia olvidado, ninguna parte de ella, es como si se hubiera grabado bajo mi piel...

La noche en que toda mi familia se vino abajo, la última vez que lo vi...

(...)

Nos hicieron creer que el amor se sentía como estar flotando, volando en rosas rojas y aroma a felicidad, nos metieron en la cabeza que era la fuerza más grande y que todo se arreglaba con un poco de ella, que debías sentirte completo con migajas que la gente iba dándote a lo largo de tu vida, pero como todo lo que dicen los adultos, este amor vino con letras pequeñas, un lado del contrato que se nos olvida leer cada vez que nos topamos con el, el amor es bonito, si, pero es la mierda mas destructiva que jamás haya conocido. Deseaba no ser capaz de amar, no sentir que se me rompía el alma cada vez que pensaba en que se había ido, deseaba poder arrancarme el amor que sentía por él y sepultarlo, para sanar, para estar bien. Lo intenté, quise hacer lo que mi psicóloga decía, quise amar, amarme, amar mi vida, lo que quedaba de ella. Funciono por un tiempo, las pastillas y los cigarros servían de curita para el dolor, aunque la gente decía que estaba cavando mi propia tumba con toda esa mierda que me metía, mas no sabían que era la única manera que encontraba para que ya no doliera, que ese vacío en la casa ya no pesara tanto, gracias a esa mierda es que creí haber alcanzado la superficie del pozo que me auto-cave, creí arañar la tierra hasta casi sacar la cabeza, pero una vez que el efecto se iba y los recuerdos volvían, el dolor igual, nuevamente me derrumbaba al fondo del abismo, solo que desde esa vez, (en que sentí que la tierra me tapaba, que me ahogaban la culpa y no podía respirar), ya no volví a salir de allí y el pozo se fue haciendo cada vez mas profundo.

Ya estaba harta, cansada de aguantar, de decirme a mi misma que mejoraría, cansada de mentirme a la cara cada vez que me despertaba, porque nada iba a salir bien, el dolor nunca se iría y la culpa seguiría llegando cada vez que viera sus fotos, cada vez que escuchara sus canciones mal grabadas en audios de whatsApp, ya no quería ver el rostro de mi mama consumido por la tristeza y desquitándola conmigo, a mi padre pudrirse de comida chatarra y alcohol barato, a mi otro hermano, el mayor, ignorándome, muriendo en soledad y peleas clandestinas, sin decirme una palabra, ya era suficiente, al menos para mi.

Estaba decidida, no había marcha atrás, iba a dar el salto final para ver otra vez a mi niño.

Me arme de valor, levante la pierna, respire hondo y...

—si deseas morir, al menos hazlo desde un lugar mas alto...

Su voz me asustó y sin darme tiempo a sostenerme, resbalé.

El show de los fenómenosWhere stories live. Discover now