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No se puede huir del infierno sin quemaduras...

FRAN

La mesa de luz saltaba con cada golpe que daban desde afuera y temí que no fuera suficiente para mantenerlos allí.

—Francesca, ¡si no sales nosotros entraremos!—Fue mi tío el que habló en ese momento y supe que todo estaba perdido, él era capaz de abrir cualquier puerta, así tenga que derribarla, entraría.

Si Kaden decía la verdad, entonces vendría por mí, podía aguantar un poco más, podía salir y enfrentarlos, porque él me salvaría.

Me levanté del piso y me acerqué a la puerta, corrí la mesita de luz y tomé el picaporte. Estaba aterrada, pero respiré hondo y abrí la puerta.

—¡Niña insolente!, ¡Sabes lo prohibido que está fumar o consumir cualquier droga en esta casa—la dueña de la casa me gritaba mientras me arrastraba del brazo hasta el piso de abajo.

¿Estaba preparada para aceptar el castigo?.

¿Kaden llegaría tiempo?

—Lo siento... Yo solo...—mi cara sonó en una cachetada perfecta que me hizo lagrimear por el dolor.

—¡No tienes arreglo!, ¡No puede ser que no hayas cambiado tu comportamiento aún después de que tú hermano muriera por tu culpa!—La mujer exclamó furiosa y la ira creció en mi interior, estaba cansada...

—¡No hable de él!, ¡No se atreva a mencionarlo!, ¡No lo conocían!, ¡no sabían quién era!, ¡nos odiaron desde que pisamos este mundo!—grité furiosa y todos quedaron mudos por mi arrebato.

—¡Lo que hacíamos era purgar sus pecados para que llegaran al nuevo mundo siendo personas de dios!—Habló mi primo mayor.

—¿Purgarnos?, ¡Si los mayores pecadores aquí son ustedes!, ¡¡Escondiéndose detrás de una biblia para violentar a las personas que no comparten sus ideales!!, ¡Si el paraíso existe ustedes no entrarán en él!.

No podría describir lo que sentí cuando solté toda la ira que había acumulado hacia esa familia durante toda mi vida, fue liberador y aterrador al mismo tiempo.

El infierno está en la tierra y los demonios no son más que humanos pecadores pagando su condena con sangre.

Estaba tan enojada que no me había dado cuenta que tenía las uñas clavas en la piel de mis manos.

Nadie es inocente, todos teníamos nuestras mierdas en los zapatos, ninguno era "puro o libre de pecado" y yo estaba harta de que me crucificaran por estar rota, por ser un desastre, por no poder estar bien. No era tan fácil como rezarle a alguien y por arte de magia sentirme plena.

Solo que los adultos no parecían comprender mi mundo, no entendían que realmente lo estaba intentando, pero que a veces me costaba levantarme de la cama, que habían días en qué me pasaba mi propio cuerpo, días en donde lo único que quería era llorar hasta dormirme o pasarme horas viendo vídeos de personas desconocidas jugando videojuegos, viajando, haciendo todo aquello que yo no me creía capaz de hacer.

¿Cómo se le hace entender el dolor adolescente a un mundo que está acostumbrado a ignorarlo?

 Volví a subir las escaleras a toda velocidad, cerrando la puerta detrás de mi, sabiendo que subirían, sabiendo que e encontrarían si no hacia algo. 

Mi tío abrió la delgada puerta y entraron, sin embargo, yo había tomado valor, saltando por la pequeña ventana que daba al patio, cayendo de rodillas sobre el barro que se había formado la noche anterior. No era una altura muy alta, pero el dolor subió por mis piernas haciéndome saber que dolería aún más al día siguiente.

El show de los fenómenosWhere stories live. Discover now