Ha pasado más de un año desde el asesinato de su esposa, Lily, y James Potter desea cada día que sea simplemente una pesadilla de la que despierte. Desgraciadamente, no lo es, y tras su muerte, James se encuentra como padre soltero de su hijo, Harry...
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Si había algo que Renata apreciaba de ser bruja era el sentido del viaje, porque mientras observaba a los muggles luchar por encontrar plazas de aparcamiento con sus coches, nunca había visto algo tan estresante. Sin embargo, no se detuvo a pensar en sus dificultades por mucho tiempo, ya que estaba demasiado cautivada por la vista panorámica de la Bahía Botánica. Habían viajado fuera de Londres hasta Broadstairs, en Kent, ya que James pensó que sería la playa perfecta para llevarla. Le advirtió que era más que probable que estuviera llena de gente, pero sabía que aún así podrían disfrutar.
Pero lo que James no entendía era que, independientemente de la playa a la que la llevara, Renata se lo iba a pasar muy bien porque nunca había ido a la playa. Era algo que siempre había querido hacer, pero debido a que sus padres tenían sus propias razones para no llevarla a ella y a Adelmo, era algo que aún no había sucedido. Pero ahora estaba más que emocionada y no era la única. Harry estaba prácticamente saltando mientras caminaba en medio de Renata y James, tomando la mano de uno de ellos.
De vez en cuando, los dos contaban hasta el número tres y levantaban a Harry en el aire, lo que le hacía chillar de risa antes de pedir que lo hicieran de nuevo. Lo hicieron todo el tiempo mientras caminaban, pero cuando llegó el momento de ver realmente el agua, James observó cómo Renata y Harry se quedaban quietos y callados. Sus rostros parecían tener expresiones similares, ya que tenían los ojos muy abiertos y los labios entreabiertos mientras se limitaban a mirar las olas que rompían.
Durante esos pocos momentos robados, fue agridulce para James porque se alegró mucho de ver la expresión de sorpresa en la cara de su hijo mientras los ojos de Harry parpadeaban sobre todo, intentando captar todo el paisaje. Llevaba mucho tiempo queriendo llevar a Harry a la playa, pero nunca se atrevía a hacerlo con todo el estrés que tenía.
Quiso hacerlo cuando Harry era más joven, pero habían estado escondidos desde antes de que Harry naciera. Pero no podía pensar en esas cosas cuando se suponía que era algo bueno, Harry estaba allí experimentándolo ahora y eso era lo único que importaba.
-Es la primera vez que Harry va a la playa- le informó James -nunca pude llevarlo cuando era más joven.
-Bueno, eso es algo que Harry y yo tenemos en común, ¿no?- respondió Renata -Nunca he estado en la playa antes de este momento.
Como su mirada estaba enfocada hacia adelante, Renata se perdió que James giró la cabeza lentamente y la miró como si le hubieran crecido quince cabezas en el transcurso de treinta segundos. Se quedó perplejo al pensar que era su primera vez, sobre todo porque era adulta. ¿No podía haber ido a la playa por su cuenta?
-¿Cómo que nunca has estado? ¿Cómo puede ser esta tu primera vez? ¿Ni siquiera de niña?
Renata negó con la cabeza -Fue por las sirenas- explicó -o supongo que aquí las llaman sirenas. Cuando yo era pequeña, hubo un brote de asesinatos porque algunas de las sirenas empezaron a matar a los nadadores que se acercaban demasiado a sus casas. Por no hablar de que se enfadaron mucho con la sobrepesca de sus aguas. Así que un día nos dispusimos a ir, pero mi madre se enteró de que habían matado a un niño mientras lo arrastraban.
