chapter thirty-seven

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Desde la cita, James y Renata tuvieron que recordarse a sí mismos que realmente habían tenido una cita y que ya no tenían que andar de puntillas el uno con el otro y con sus sentimientos

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Desde la cita, James y Renata tuvieron que recordarse a sí mismos que realmente habían tenido una cita y que ya no tenían que andar de puntillas el uno con el otro y con sus sentimientos. Eran libres de mostrarse cariñosos cuando querían, podían ser abiertos en su coqueteo, pero había momentos en los que seguían mostrándose increíblemente reservados el uno con el otro, volviendo a ser como antes. Y Renata supuso que probablemente se debía a que siempre estaban cerca el uno del otro. Como vivía en la casa de los Potter como niñera de Harry, no había ningún momento en el que estuviera ausente.

Cuando había salido con otras personas en el pasado, por lo general, cuando la cita llegaba a su fin, se iban a sus respectivas casas, viéndose sólo cuando se reencontraban. No era así, ya que Renata seguía teniendo su trabajo para cuidar de Harry y ayudar en casa con lo que James necesitara. Parecía haber una lucha de límites sobre si ella era la Renata que trabajaba para James o si era la Renata que salía con James. Obviamente, era ambas cosas, pero eso hacía que a veces se sintiera incómoda cuando no sabía qué hacer o cómo actuar.

Todavía quedaba esa línea profesional que había trazado a la hora de llamarle "señor Potter", un hábito que aún no había abandonado. Sin embargo, James no había dicho nada al respecto y ella supuso que tal vez deseaba mantenerlo así por el momento. Pensó que tal vez él quería mantenerlo así hasta que estuvieran seguros de hacia dónde se dirigía el noviazgo. Cabía la posibilidad de que James no quisiera seguir saliendo con ella, por mucho que ella no quisiera llenarse la cabeza con esa idea. Pero era definitivamente posible que él estuviera más abierto a la idea de salir con otras personas a medida que se sintiera más y más cómodo con el paso del tiempo.

Por supuesto, Renata no quería creer que eso fuera a suceder, pero se estaba preparando para todo. Nunca había salido con un viudo, así que no sabía cuándo ni qué esperar. Con suerte, algún día, James le pediría que lo llamara por su nombre; hasta entonces, seguiría siendo paciente. Al fin y al cabo, James había dado un gran paso al invitarla a cenar, por no hablar de lo que había provocado después y, de una manera extraña, estaba orgullosa de él.

No orgulloso porque le pidiera una cita o porque la besara, sino orgulloso de haber podido ver por fin que podía seguir viviendo su vida. Que no había muerto cuando Lily murió y que tenía mucho que ofrecer a la gente que le rodeaba simplemente siendo él mismo y siendo feliz.

Su felicidad tampoco le afectaba sólo a él, sino a los que le rodeaban, como Harry y Sirius que percibían los cambios drásticos. Remus también lo había presenciado antes de irse y cuando volviera, podría ver un crecimiento aún mayor. Era algo que todos necesitaban ver, querían que volviera mucho del antiguo James, pero al mismo tiempo querían que volvieran las partes que iban a dejar a James más feliz a largo plazo.

Querían que tuviera esa brillante confianza que le caracterizaba, en lugar de verle enfurruñado por la casa. Todo se centraba en dar pasos de bebé cada día, pero cualquier paso adelante era bueno.

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