Tras demasiados días en alta mar, sufriendo hambruna y desesperación, una misteriosa isla aparece ante la tripulación del Bastardo.
Pensaban que estarían salvados, que allí encontrarían paz y alimento. Lo que no podían imaginar era que su verdadero...
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Jacques estaba semidesnudo, frente al espejo. Se relamió los labios y analizó el sabor que el poeta había dejado en ellos. Era un sabor dulce, meloso, pero sin ser empalagoso como la miel. Tan solo hacía unos segundos que se habían despedido: aún sentía sus caricias y el aroma a inocencia que desprendía. Hubiera sido tan fácil renunciar a todo. Cillian era una dulce tentación. Le gustaba cómo lo miraba, cómo lo tocaba y cómo lo hacía sentir.
Vivo.
Sin embargo, tenía una promesa que cumplir y un reino que otorgar.
—¿Confías en ella? —preguntó René, devolviéndole la mirada a través del reflejo. Dio un mordisco al trozo de carne que un sirviente les había dejado sobre el escritorio.
—Lo hará bien. Es perfecta y nosotros estamos cansados.
El chico asintió.
—¿Y qué será de él?
DuBois permaneció dubitativo durante unos segundos. ¿Qué sería de él? Buena pregunta.
—Está tan roto... —musitó. El cabello le cubría la frente. Estaba pálido y apenado—. Yo puedo arreglarlo.
Con un pañuelo de tela se limpió el líquido carmesí que descendía por sus comisuras.
René hizo lo mismo y, aún con la boca llena, colocó una mano sobre el cristal para llamar su atención.
—¿Sin corromperlo? —le dijo. DuBois se encogió de hombros, dio otro mordisco y continuó con la mirada fija en el vidrio—. No puedes quedarte con los dos —le recordó el chico.
—¿Por qué no? Ella es perfecta para la labor, no me necesita. Solo busca el poder y es una líder nata. Él es perfecto para estar a mi lado, solo necesita afecto. Cada uno tiene intereses distintos.
—¿Y si, con el paso del tiempo, él quisiera poder y ella, afecto?
No creía que algo así fuera posible, aunque tampoco nadie lo creyó de su madre.
Dos.
Tenían que ser dos, no tres...
—Le vimos tocar en el clavecín... Vimos su alma, su interior... Él es como ella...
—Lo sé... —concluyó René—, pero nosotros no.
Los dos dejaron el corazón a medio comer sobre la mesa y salieron de la habitación.
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Nota actualizada:
Seas quién seas, mil gracias por llegar hasta aquí. La segunda etapa es más personal y toca temas más duros, como siempre, sin romantizar.
Mil gracias por tus vuestros votos y comentarios que tanto ayudan y motivan. Es una forma maravillosa de mostrar apoyo y no podría estar más agradecida. Un abrazo.
Nota de autora:
Aquí termina la primera etapa de nuestro viaje. Espero que lo hayáis disfrutado. Si es así, también espero veros cuando empiece a publicar la segunda parte. Haré lo posible para tener algo que ofreceros de cara a abril, pero esta vez necesito trabajar a puerta cerrada. No pretendo que sea una saga ni una trilogía, no obstante, necesito poder estructurar bien la siguiente fase. No quiero que las prisas me hagan cometer errores, pues los temas que se nos vienen encima son muy importantes y quiero tratarlos con el máximo de detalle y respeto. Entraremos de lleno en el pasado de June, con todo lo que ello comporta.
La verdad, me he sentido muy acompañada en todo el camino y no existen suficientes palabras para agradecer eso.
¡Miles de abrazos! ¡Prometo volver con sangre, vísceras y ron!
