Relato: Amistad en alta mar

108 21 20
                                    

Este es un relato que dejé escrito en el «Diario de a bordo del Bastardo», pero que he decidido añadir aquí como un extra. No guarda relación con la trama y los protagonistas tampoco son los mismos, sin embargo, en él salen varios miembros del Bastardo y nos acerca un poco más a Elliot y a Anthon. La narrativa es bastante más juvenil y menos fantástica, no contiene romance y no es indispensable para la historia, por lo que no hay necesidad de leerlo si no os apetece, aunque me encantaría que lo hicieseis y así os acercarais un poco más a Elliot, un personaje que será relevante en la segunda parte. 

¡Muchas gracias!


Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.


Estaban tras la popa, a unas trescientas yardas y, en breve, cargarían contra ellos. Debía ir con Morgan cuanto antes: él le daría algo con que poder defenderse si llegaban a luchar cuerpo a cuerpo. ¿Qué iba a hacer con un simple mosquete? Ni siquiera sabía utilizarlo. Él siempre fue de filos.

—¡Van a disparar! —gritó Diego la Araña desde lo alto. Se agarró con fuerza al mástil y ocultó la cabeza entre los hombros.

Los cañonazos impactaron contra las velas. Uno dio de lleno en el palo mayor; la madera crujió y una metralla de astillas se abalanzó sobre todos los marineros. La Araña saltó hasta el palo Mesana antes de que el Mayor terminara de derrumbarse. Las telas quedaron destruidas al instante y varios altos perdieron la vida al impactar contra el suelo.

Todo tembló; el barco se inclinó con fuerza y el agua entró en la cubierta. Una parte del candelero quedó destrozada. Elliot se agachó a tiempo, espalda prieta contra el borde elevado. Junto a él se encontraban varios marineros más que habían hecho lo mismo. Encogió las rodillas y, a través del humo que se elevaba por los aires, fijó, de nuevo, su vista en Diego.

A pesar de su tamaño, el señor de las alturas era ligero y sus extremidades, inusualmente largas, le servían para moverse con agilidad. De hecho, gracias a ellas acababa de sobrevivir a lo que para él mismo hubiese sido una muerte segura.

—Brown, ¡echa el ancla! Laurens, Grace, ¡virad a babor! —ordenó Giorgio.

—¡Abrid las troneras! —gritó Anne. Los artilleros que se habían puesto a cubierto volvieron a sus puestos y ejecutaron la orden.

A falta de velas con las que aprovechar el viento, el navío viró utilizando como eje el anclaje.

—Hora de disparar, muchacho.

La capitana apareció frente a él. Margaret, que estaba junto a ella, miró al cielo, sonrió y se colocó en posición.

Fue la voz de Tarik, entonces, la que se elevó sobre las demás.

—Tres, dos, uno... ¡fuego!

La andanada cayó feroz sobre la fragata rival. Dañó gran parte del cascarón y dos de los mástiles, llevándose a varios marineros con ellos.

BASTARDO (Bilogía 1/2)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant