Capítulo 32- Vuelve

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Entra al salón tras Lucia, que se ha levantado del sofá únicamente para abrirle y seguir viendo su serie.

-¿Y tú madre y Teo?
-Teo duerme la siesta y mi madre está en el jardín haciendo deporte o no se algo así
-Hija que sedentaria estás últimamente
-Déjame que tengo la regla
-Haberme avisado que te hubiera traído chocolate
-Otra vez, que no soy mamá, a mi me da antojo de chuches y nutella
-Mañana te traigo quejica

Sale al jardín y la ve en mallas grises y con un sujetador deportivo del mismo color.

-Hola
-Ay hola Luis, ¿Te unes? Unos pocos ejercicios
-Venga

Se saca la camiseta y se queda con el pantalón de chándal corto. Un buen rato después y con su hija ya quejándose de que su hermano está despierto y muy raro entran al salón aún jadeando.

-Parece que tengáis 20 años, si no fuera por las canas de papá
-Gracias hija-le dice con ironía-
-A ver que le pasa a mi pequeñin- dice cogiéndolo en brazos-
-Está rojo
-Y caliente, creo que tiene fiebre, de los dientes-dice Aitana dandole un besito en la frente- 
-Ayer vi que le despuntaba otro, pobrete
-Ahora le doy un poco de ibuprofeno, ¿te quedas a cenar?
-Si me dejas ducharme si
-Claro, sube tu primero, en la de Lu igual ni cabes de los productos que tiene para su pelo, ve a la mía, hay toallas limpias en el último cajón

Por fin su pequeño se calma un poco después y se vuleve a dormir el pobre, lo tapa y acomoda en la mini cuna del salón y su hija se ha encargado de pedir unas pizzas.

Sube a ducharse ella y lo ve reflejado en el espejo ya que ha dejado la puerta entre abierta. Y ahora a la que le entran calores es a ella.

Sale con la toalla anudada en la cintura y le pide algo de ropa de la que se dejó aquí.

-Mateo se ha dormido y Lucia ha pedido unas pizzas
-Ya bajo con ellos dúchate tranquila

Asiente y este va a cambiarse al otro baño.

Y Aitana suspira.

Un rato después han cenado y ambos disfrutan de una copa de vino sin alcohol en el sofá, con sus hijos dormidos y la casa en silencio.

-Hace mucho que no estábamos así, los dos solos, un vinito
-Si

-Aitana
-Dime
-Que no puedo más

Ella se va a hacer la loca pero para que, si ya sabe a lo que se refiere.

Así que simplemente sonríe y mira su copa.

-No solo me refiero a esta tensión sexual tan mala, me refiero en general, a nosotros

-Luis es que

-No, calla, yo te entendí cuando volví, demasiado bien encajaste todo, me perdonaste y lo se, también entiendo que nos cueste ser padres juntos, al final la que realmente conoce a Lucia eres tu y yo tengo aun que amoldarme a vosotras, aunque ya prácticamente me sienta en las mismas condiciones que tu con ella, también entiendo que la he cagado mucho contigo respecto a Lucia y no sabes lo que me arrepiento de eso, acabé hasta entendiendo que me apartaras de ti en el embarazo y te agradeceré toda la vida que me dejaras estar contigo y con el pequeño en el hospital, realmente volví a sentir exactamente lo mismo que cuando estábamos juntos, y se que tu también, por eso no entendí cuando te alejaste de mi de repente, y menos que después volvieras a estar igual de receptiva o más, y no para que te cuidara como después del parto, pero es que ya me remataste en la boda, nos besamos y que, vuelves a huir y haces como si nada, yo no puedo más Aitana, no puedo fingir que solo siento cariño por ti, que solo vengo cada vez que puedo por los niños, yo te quiero igual o más que antes Aitana

Ella sorbe un trago de su copa y suspira antes de volver a mirarlo.

-No voy a pedirte que me entiendas porque no me entiendo ni yo, a veces te entiendo más a ti que a mi misma, me aleje de ti porque no soportaba tenerte tan cerca y hacer como que soy de piedra, que después del parto y al ya estar bien tuviera que volver a ser fría contigo, no podía, y mira que intenté alejarme de ti pero es que siempre vuelves, me convencí de que ya no me querías de la misma manera, de que ya me veías como una madre y ya está, y estas últimas semanas volví a sentir que te atraía, y la verdad que siempre me ha gustado hacerte sufrir en ese sentido-el sonríe y ella también- y ese beso del otro día, te lo volvería a dar ahora mismo

-Pero entonces

-Te quiero-le corta ella mirándolo a los ojos-claro que te quiero, y odio haber sido tan dura contigo porque no te lo mereces

-Tu tampoco te merecías todo lo que has sufrido por mi culpa

-Con lo fácil que podría ser todo

El acaricia su pierna con la mano libre y deja la copa en la mesita. Ella lo mira y se acerca más, desesperada.

Luis coge la copa de ella y la deja también. Aprovechando para después acariciar su mandíbula y limpiar una lágrima que caía por ella.

Están tan cerca que notan la respiración del otro, agitada. Sus ojos brillan ardientes de deseo, únicamente pueden mirar a los labios del otro, rojos del vino. El no aguanta más y se lanza de lleno a sus labios, con dureza, con un poco de miedo al rechazo. Pero todo lo contrario, ella le corresponde, y se aferra a su camiseta tirando de el, cayendo sobre el sofá con él encima. Se besan y acarician como si no lo hubieran hecho nunca. Pero un llanto les interrumpe.

-Mierda-dice Aitana saliendo de allí como puede-

-¿Quieres que me vaya?
-Como se te ocurra irte no se que te hago, sube

Suben y Aitana va a la habitación del pequeño que está junto a la suya a calmarlo, normalmente duerme del tirón ya, pero esto de los dientes no le ha ido muy bien. Y por motivos obvios decide darle un poco de biberón.

En cuanto vuelve a dormirse pasa por la habitación de su hija, asegurándose que duerme, vuelve a cerrar la puerta y va directa a su habitación. Donde la espera Luis en boxers.

La poca ropa de verano que ella llevaba vuela en seguida, y ambos dan gracias al colchón que eligieron sin muelles.

Un buen rato después los dedos de Aitana acarician el pecho de Luis mientras este enreda los suyos en el pelo de la catalana.

-Llevaba desde que me quedé embarazada sin hacer nada
-Yo desde que me enteré que lo estabas o antes
-Se ha notado

El la mira preocupado y a ella se le escapa una carcajada.

-Lo decía por las ganas que teníamos tonto, has estado igual de increíble que siempre
-Tú también-le dice antes de darle un suave beso en los labios-


-Vuelve a casa

El la mira fijamente y después sonríe.

-Pero no me vuelvas a dejar

-Ni muerta, pero ni se te ocurra volver a mentirme, ¿vale?

-Te lo juro

Se dan un beso y dejan que Morfeo los atrape entre los brazos del otro.



Queda poquito, os leo.

El día en el que la lluvia dejó de arderWhere stories live. Discover now