Capítulo 7- Una cita

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Luis lleva desde que amaneció sentado en la azotea, como toda la semana.

Oye la puerta y se levanta de golpe, pero se desilusiona al ver a Ester.

-Hola

-Hola

-Hoy vuelven-le dice sentándose a su lado-

-Si

-¿Has ido hablando con ellas?

-Con Lu, aunque tampoco mucho

-Y tienes miedo de que Aitana pase de ti

-No se, es raro

Ella lo abraza y sonríe, no sabe ni cuanto tiempo llevaba esperando esto, tener a Luis de vuelta, y verlos juntos, aunque no sea como pareja, verla liberada de ese tío, verla feliz.

-Llegan a las 8, ¿quieres ir a buscarlas?

-¿En serio?

-Que mejor taxista que tu


Y tal y como quedan a las 8 en punto esta en la puerta del AVE, con un tejano negro y camisa blanca, impaciente.

Cuando las ve salir se siente tan feliz que le asusta, lo mucho que las ha echado de menos.

-Hola mi niña-le dice a Lucia antes de abrazarla con fuerza-

-Papá ha sido una semana

-Dejame vale, os he echado mucho de menos

Mira a Aitana y esta le sonríe.

-Nosotras también-le dice antes de abrazarle-

-Os he preparado una cenita sorpresa

Las dos lo miran inquietas y el coge sus maletas para ir hacia su coche.


Acaban en la azotea, con unas pizzas, luces por la barandilla y un colchón nuevo, más grande y cómodo.

-¿Aquí es donde os conocisteis?

-Si, y la verdad que me pareció un gilipollas

-Y tu a mi una borde

-Y acabasteis follando

Los dos la miran con los ojos muy abiertos y ella se rie.

-El primer dia nunca hija

-Ejem

-Cállate

-Contarme cosas de cuando os conocisteis

Luis mira a Aitana y comienza a contar su parte, aunque ella le vaya interrumpiendo para contradecirle.

-Se ha dormido-dice Aitana acariciandole el pelo-

-¿Nos quedamos a dormir?

-Vale, pero porque esta también la niña

-Si

Se acomodan en sus cojines mirando las estrellas.

-Fui tan feliz a tu lado

Aitana lo mira y sonríe.

-Yo también, más que con nadie

Se acercan y terminan juntando sus labios delicadamente, con ternura.

Sonrien sobre los labios del otro y vuelven a tumbarse en el colchón. Uniendo sus manos sobre su niña, casi por instinto. Como hacían cuando era un bebé.





A la mañana siguiente Luis se despierta el primero, y se piensa que aun esta soñando cuando las ve a las dos dormidas, las dos en la misma posición, tienen la naricita igual, los labios muy parecidos, son las dos preciosas.

El día en el que la lluvia dejó de arderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora