Capítulo 35- Nervios

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-Aitana ultimamente fumas más que nunca tia, que lo habías dejado

-Ester estoy muy estrésala, ¿y si no me gusta como ha quedado el vestido?, o sale algo mal, o yo que se

-Quieres relajarte un poco, céntrate en disfrutar de tu día

-Bueno me voy a casa, acuérdate de ir a buscar tu vestido hoy, y que mañana vamos a buscar el mío a las doce

-Tranquila


Sale de las galerias y saca otro cigarro, dándose cuenta de que son las tres de la tarde y ese paquete lo compró ayer.

Tres meses desde que se lo pidió, Mateo ya no es tan bebé como le gustaría que siguiera siendo, Lucia cada vez se acerca más a su año de los 18, y ella no sabe como sentirse ante todos los cambios de su vida.

Luis en casa se prueba el traje con su hija, y tiene que correr a quitárselo cuando oyen la puerta de la entrada.

Aitana entra con uno de sus vestidos de ejecutiva que dice su hija, el bolso hasta los topes que lleva siempre al trabajo y con mil ganas de quitarse los tacones.

-¿Y tu padre?

-Arriba, hemos hecho espaguetis a la carbonara

-Bien, ¿se ha probado el traje?

-Si, todo bien

-¿Y tu el tuyo? Que te siga yendo perfecto

-Que si mamá, y también el de Mateo, solo falta mañana el tuyo y ya nos podemos ir a Barcelona


Suspira y sube a cambiarse de ropa.

Le sorprende un abrazo por la espalda cuando se quita los zapatos sentada en la cama.

-En dos días estaremos a punto de casarnos

Ella no dice nada, solo cierra los ojos y se deja abrazar.


-¿Que te pasa?

-No se, estoy nerviosa, ya sabes que las bodas no son lo mío

-Bueno es que no elegías bien el novio


Mira su anillo y el le da un beso en la mejilla.

-¿Una duchita antes de comer?

-Nos estará esperando Lucia

-Venga cinco minutitos, que estas muy tensa

-Vale, cinco minutos



El camino a Barcelona se hace mas eterno que nunca, los niños duermen, Aitana mira pensativa por la ventanilla y Luis conduce tarareando alguna canción de las que ha puesto lucia en la lista antes de dormirse.

Cuando llegan se aseguran de que todo este en orden y por fin Mateo se duerme y tienen un ratito tranquilo para ellos.

En el jardín donde ella creció, viendo las estrellas en el cielo, tumbados en el césped el uno al lado del otro.


-No veo el momento de estar ya casados

Ella lo mira y sonríe, verlo tan emocionado le llena por dentro.

-Yo tampoco

-¿Vamos a dormir?

-Vamos



Luis se despierta con ruido en la habitación, y la ve dando vueltas sin hacer nada.


-Amor

-Hola, ¿te he despertado?

-¿Que hora es?

-Las doce, comeremos pronto y ya tu te vas al hotel, se hacen los niños fotos contigo y los traen para hacérselas conmigo

-Ven aquí anda


Le hace meterse en la cama con el y la llena de besos. Y por fin la nota relajada y sonriendo un poco.


-¿Porque estas tan nerviosa?

-No se

-No me irás a dejar plantado

Ella niega y le da un beso en la nariz.


-Supongo que cuando empiece a prepararme se me pasará


En la comida se dedica a repasar sus votos mentalmente, pensando si serán buenos o no lo suficiente.

-Hija no te veía así desde tu novia a la fuga

-Papa no tiene gracia-le dice sacando otro cigarro de su bolsillo después de que su padre le haya quitado el que tenía entre los labios-

Mira al cielo, esta despejado y hace calor.

-Cariño, si estas segura de casarte por que estas así

-No se papa, llevo media vida esperando este momento, creía que nunca iba a llegar, siento como mucha presión por que sea el día perfecto

-Mira hija, pase lo que pase será el día perfecto, porque es tu día, vuestro día, ya te has casado dos veces, la primera corriste y la segunda ojalá lo hubieras hecho, pero hoy Aitana, hoy si, relájate y disfruta, te dejo estar nerviosa hasta que empieces a prepararte, ¿ok?

Ella asiente y su padre le da un beso en la frente antes de volver a entrar en casa.





El día en el que la lluvia dejó de arderWhere stories live. Discover now