Capítulo 17- Ya no hay nada

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Aitana se despierta y ve que el otro lado de la cama esta sin deshacer, y ya no sabe ni como se siente.

Lo que no esperaba era esa mancha roja al ir al baño.

Se cambia y se queda frente al espejo, mirándose, diciendose a ella misma que todo esta bien.

Baja al salón y ve al padre y la hija tapados con la manta en el sofá viendo una peli a las once de la mañana.

-Luis, ven un momento

Le hace caso y ella tiene un nudo en la garganta que no la deja hablar.

-¿Estas bien?

-No, he sangrado

-Me cambio y vamos a urgencias, desayuna algo anda


Luis espera en la salita, pensando en a quien se le ocurrió la idea de no dejar entrar a alguien hasta que solo quedara la ecografía.

-Señor Cepeda

-¿El bebé?

-Lo siento

El se queda inmóvil en la puerta, la ve de lejos, vistiéndose, parece tranquila.

Le da la mano cuando se sientan en esas sillas azules escuchando el procedimiento que hay que llevar a cabo, escuchando sin querer escuchar.


Cuando salen ninguno de los dos dice nada.

El la mira durante todo el camino de reojo, ella simplemente mira a un punto fijo, perdida.


-Amor, lo volveremos a intentar

Ella niega y sube las escaleras para encerrarse en su habitación con pestillo. Se envuelve en el nórdico y se esconde de todo, solo con ganas de llorar.

-¿Y mamá?

-Luci, mamá ha tenido un aborto espontáneo

Esta se pone a llorar y va a abrazar a su padre, que por fin se permite desahogarse y soltarlo todo.

-No me habla, no dice nada

-Ha sido mi culpa verdad, lo del otro día, hacerte mentirle que se enfadara con los dos

-Lu no, si acaso es mi culpa, llevo dos días que hasta he dormido en el sofá

-Mamá seguro que esta martirizandose

-Intenta que te abra porfavor hija

-Voy


Tampoco.

El día pasa y ellos dos lo pasan en el pasillo, intentando oírla, con ganas de reventar la puerta. Pero a eso de las 9 escuchan el pestillo.

-Lu

-Mañana la veo, si pasa algo avísame

-Tranquila


Entra a la habitación y la ve sentada en la cama con la caja de pastillas que le dio el médico entre las manos.

-Tengo que ponérmela

-Voy a estar contigo, quieras o no

Se agacha frente a ella y hace que lo mire a los ojos acariciandole el moflete.

Ve sus ojos rojos, hinchados, no muy diferentes de los suyos.

Al poco rato esta metida en el baño, va a ser una noche interminable y muy dura, y el se le va a pasar sentado a su lado, acariciandole la espalda, metidos en ese baño, viendo irse sus ilusiones, asimilando que ya no tendrán ningún bebé.

Ninguno de los dos se atreve a decir nada, los dos se sienten culpables, aunque sepan que no ha sido culpa de nadie.

A las seis por fin pueden tumbarse en la cama, ella aun se retuerce de dolor, el la abraza intentando apaciguar esto.

Horas después Lu vuelve del instituto y ve a su padre haciendo la comida, va a abrazarlo y le pregunta por mamá, el le señala con la cabeza el salón y va a verla.

Esta sentada en el sofá, con una taza humeante entre las manos, en pijama y tapada con la manta.

-Mamá

Levanta la cabeza y Lu rompe a llorar, abrazando a su madre.

Ella no quería un hermano, no creía que necesitara un bebé en su vida, pero ahora lo veía como el mayor regalo que le podían hacer sus padres, y verla así la mata, otra vez hundida.

-Lo siento mamá

Ella niega esbozando una media sonrisa. Esta ausente, no le quedan lágrimas.

-Lu pon la mesita pequeña anda, ya comemos allí

-Voy papá


Unos minutos después los tres están en el sofá, Lucia y Luis comen de su plato de macarrones mientras Aitana solo les da vueltas.

-Aiti porfavor

-No tengo hambre

-Aitana en serio, después de todo lo que has sacado

Ella hace oídos sordos y Lucia lo intenta, también la ignora.

-Tengo que estudiar, en un rato bajo a verte mamá

-Estudia

Sube las escaleras y Luis la mira.

-Aitana, te traigo mejor un caldito lo que quieras, pero te has bebido un café en toda la mañana

-Ya me haré algo cuando tenga hambre

-Tienes que descansar

-Si mañana me dicen que esta todo bien el miércoles vuelvo al trabajo

-No vuelves hasta el lunes

-¿Tu quien te crees?

-Tu jefe, como pareja no te voy a imponer nada en tu vida, pero como jefe, no vuelves

-Vale pues creo que me voy a ir unos días con mis padres

-¿No puedes dejar que te cuide unos días?

-No


Se levanta para subir a la habitación y para en el primer escalón con una mueca de dolor en la parte baja del abdomen.

Sabe que es normal, que va a estar mal unos días.

Pero sin querer rompe a llorar.

Luis va a abrazarla aunque ella no quiera y la aprieta fuerte, conteniéndose el para no romperse también.

-Aitana porfavor, ya se que estas enfadada, y te entiendo, pero déjame cuidarte

Esta asiente y el le da un beso en la frente, notando que está ardiendo.

-Vamos a la cama, te voy a subir un ibuprofeno y una sopita caliente


Se pasa la tarde dormida, la fiebre le ha bajado gracias a la medicación y los trapos fríos, pero es que la pobre si normalmente tienes pocos síntomas ella esta pillando unos cuantos de los que puedes tener.

A eso de las ocho suena el timbre y Luis ve a la rubia en la puerta. Ester entra y le pregunta a Luis si todo va bien, ninguno de los dos han ido a trabajar ni le contestan las llamadas.

Luis se lo cuenta y ella se lleva las manos a la boca.

-Joder como estais me imagino que mal pero

-Aitana está bastante malilla, por no hablar de que sigue enfadada conmigo y me deja cuidarla por que no le queda otra

-Yo solo espero que no se hunda, no puedo volverla a ver como era antes

-Si esto nos hubiera pasado en otro momento lo hubiéramos pasado mejor, de otra forma

-Bueno, poco a poco, subo a verla, date una ducha o algo anda que se te ve molido

-Gracias Ester

-Nada-dice ella antes de subir, y en la habitación se encuentra a madre e hija abrazadas-

El día en el que la lluvia dejó de arderWhere stories live. Discover now