Capítulo 36- Si quiero

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-Mami yo ya estoy, nos vamos con papá

-¿Mateo?

-También, luego lo ves vale

-Vale, estás preciosa mi niña

-Gracias mami, ahora viene la maquilladora, volvemos en un ratito


La mira salir de la habitación y se le cae la primera lágrima del día, su niña ya no es una niña.

Lucia lleva un vestido largo, de tirantes finos, con vuelo de tul, azul marino, con purpurina, a juego en el color con su hermano, y Aitana no lo sabe, pero también con su padre , tacones, el pelo con tirabuzones hacia un lado, está preciosa.


Se mira en el espejo de su tocador, recién duchada y con su bata que le ha comprado su madre de seda blanca.

Y solo piensa en ese día que conoció a Luis, en todo lo que han pasado juntos, en todos estos años deseando que llegue este día. Y a ratos desearía estar allí, en esa azotea, los dos solos, sin preocupaciones, con veinte años y una vida por delante, pero esa vida la siguen teniendo, solo acaba de empezar, juntos, con sus niños, y eso no lo cambiaría por nada del mundo.

Oye trucar en la puerta y dice que pase pensando que será la maquilladora, pero un olor muy familiar acompañado de un abrazo por la espalda le confirman que no es ella.

-Luis

-Es la última vez que te voy a ver siendo mi novia

-Aun no me creo que vayas a ser mi marido

-Estas preciosa

-Luis acabo de salir de la ducha

-Y que

Ella sonrie y se da la vuelta para abrazar bien a su prometido.

-Te quiero

-Y yo, nos vemos en un ratito 

-¿Aun estas nerviosa?

-Si, no se por que, si se que no te vas a escapar

-¿Quieres casarte verdad?

-Luis por dios, claro que me quiero casar

-Pues nos vemos en un ratito

-¿No me vas a dar un beso?

-¿El dia de la boda? Aitana porfavor-le dice antes de darle un beso, pero en la mejilla-

Ella aprieta los labios y sonrie con rabia mientras lo ve salir de la habitación.

-¿Y esta mañana?

-¡No te oigo!-grita el haciéndose el despistado desde el pasillo-


Sus primos ya están por casa, sus tíos armando bulla, y una de sus tías, su prima mayor, y su madre le ayudan a vestirse ya emocionadas. La tercera vez que pasan por esto, pero esta vez es diferente, esta vez la ven segura y feliz, aunque un poco nerviosa. Y como no también esta su amiga, su hermana, Ester, que lleva llorando desde que la ha visto.

Por fin se mira al espejo. Su vestido es precioso, después de dos bodas con vestidos bastante pomposos y con adornos con los que no se sentía para nada cómoda sonríe ante su vestido. Dudó en poner una sobre falda típica de princesa para la ceremonia, pero al final opto por otra opción.

Su vestido es de un encaje muy sutil, tirantes con buen escote, la espalda al aire hasta la cintura, ajustado, y bajo la rodilla se abre haciendo un poco de cola. El pelo lo lleva a la altura del pecho, castaño con unos sutiles reflejos, con ondas hacia atrás, y el flequillo un poco abierto.

El día en el que la lluvia dejó de arderWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu