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Jungkook estaba nuevamente en la entrada del departamento del más bajito. Tocaba la puerta puesto que el chico no había atendido su llamada.

Intentó volver a llamar, más el teléfono no era atendido. Y si, se estaba preocupando.

¿Y si le había pasado algo y él estaba como si nada fuera de su casa?

Sus piernas no se quedaban quietas, pues caminaba de lado a lado esperando alguna señal del otro chico.

Luego de diez minutos sin respuesta, comenzó a tocar con más fuerza la puerta. Cinco, diez, quince veces, hasta que por fin oyó torpes pasos al otro lado.

Poco después, un lindo chico de mejillas rosadas y, su ahora cabello rubio todo, todo despeinado apareció detrás de la puerta.

— Hola Kookie...— Jimin soltó una pequeña risa nerviosa.— ¿Te hice esperar mucho? Lo lamento, me quedé dormido...

Jeon quiso apretar las mejillas del más bajo por milésima vez desde que lo conocía. Y ahora que el menor estaba rubio solo podía afirmar que era un ser demasiado bello para ese planeta.

— Tranquilo Minnie, no esperé tanto, solo me preocupé al ver que no atendías el teléfono.

— Si, creo que está en silencio y no lo oí... Soy un desastre. — El más bajo miro hacia sus pies avergonzado.— Yo... ¿Quieres pasar? Iré a darme una pequeña ducha así podemos irnos.

— Por supuesto, toma tu tiempo. — Kook sonrió y pasó hacia el interior del pequeño apartamento, tomando asiento en el sofá que estaba solo a unos cuantos pasos de la entrada.

Jimin cerró la puerta a sus espaldas y prácticamente corrió a por su ropa para poder bañarse y vestirse lo más rápido posible.

(...)

Jimin secaba su cuerpo apresurado, solo estuvo unos diez minutos bajo el agua pero fue lo suficiente para limpiar su cuerpo.

Mientras colocaba su ropa pensaba en que tenía al castaño esperando en la sala de su apartamento y eso lo ponía un tanto ansioso.

Jungkook era realmente bueno, pero aún así sabía el nivel del chico y no se comparaba en lo absoluto a él. Su casa era un desastre y le daba demasiada vergüenza que el menor viese las condiciones de sus muebles.

Jeon tenía hasta cojines que valían más que la casa entera, mientras que él tenía pequeños almohadones cosidos a mano.

Al terminar de vestirse salió del baño para dejar su ropa usada en el cesto, listo para volver con el bailarín.

Vio como el chico miraba fijamente su pared, pues allí tenía colgada una foto de su familia.

— Ya terminé...— Anunció.

El menor casi dio un brinco al oírlo pero asintió tranquilamente al verlo preparado, para luego volver a posar su mirada sobre la foto.

— ¿Es tu familia? — Preguntó.

— Sí, ella es mi mamá.— Señalando a una bella mujer a la izquierda de la fotografía.— Él es mi papá.— Señaló a un hombre en la derecha.— Y ese soy yo...— Señalando al pequeño niño de no más de seis años en el centro, quien se agarraba con ambas manos a las de sus padres. — Es una foto muy vieja, pero me hace feliz verla, así que la quise dejar aquí... Hace tiempo no veo a mis padres, trabajo mucho y ellos también, por lo que si pongo sus fotos por lo menos los siento más cerca.

Dance To Live | Kookmin AU Where stories live. Discover now