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Jimin creía que sus latidos del corazón podían oírse por todo el teatro a pesar de la música que sonaba.

Sentado frente al espejo, miraba atentamente a la maquilladora que daba unos último retoques en su rostro. No estaba acostumbrado a ser maquillado por alguien más, y mucho menos utilizar la gran cantidad de productos que habían colocado en su piel. Nunca había usado tantas cremas, polvos y colores en su rostro, apenas y se colocaba brillo labial para mantener sus labios suaves, o cuando iba alguna fiesta maquillaba un poco sus ojos.

Mas al ver su reflejo luego de que la muchacha terminara con su trabajo, se sorprendió.

Verse a sí mismo con su cabello perfectamente arreglado, sin ninguna marquita en su rostro y con su traje puesto lo hizo sentirse demasiado bien, y muy bonito.

No podía creer que ese reflejo era él.

Pero antes de poder siquiera pensar en algo más, dos chicas del staff que estaban esperando por él lo llamaron para por fin salir a escena. Tenían poco tiempo.

Y él no estaba listo.

Sentia miedo, nervios, nauseas y sus manos sudaban.

Caminaba sin pensar en donde estaba yendo, solo seguía a las chicas. Su mente era un desastre, pensaba en la coreografía, en las cámaras fuera, en la gente, en las personas que lo verían a través de sus pantallas, en sus amigos, en los demás bailarines presentes... En Jungkook.

Temia hacer el ridículo y arruinarlo otra vez.

Y cuando vio el escenario con el telón bajo, tembló mucho más fuerte.

Estaba paralizado.

¿Acaso eso era real?

¿Realmente estaba allí?

¿Se presentaría finalmente?

El tiempo se había detenido y solo eran sus pensamientos lo que reinaban a su alrededor.

Bueno, eso hasta que unas firmes manos se posaron en sus hombros, y un susurro llegó a su oído.

— No tengas miedo, estoy aquí.

Jungkook... El estaba detrás suyo, masajeando su cuello para intentar relajarlo.

— Lo harás increíble, no te preocupes por nadie ni nada más, solo escucha la música y baila con tu corazón. Si cometes un error, improvisa, si te caes, levántate y sigue como si nada hubiese sucedido. No te preocupes por esas cosas porque nadie te dirá nada, es parte de la profesión y le puede suceder hasta al bailarín más famoso y aclamado del mundo.— Jungkook dejo un pequeño beso en su cabeza.— Estas hermoso.

El rubio sonrió ante las palabras del menor.

Su corazón había dejado de martillar su pecho, se sentía cálido y en tranquilidad. Y sus pensamientos tomaron otro rumbo. Bailaría como sabia hacerlo, dejaría sus emociones en el escenario, como si no hubiera nadie allí.

O como si solo Jungkook pudiera verlo.

Jimin solo asintió y comenzó a cambiar hacia su lugar en el centro del escenario.

Jungkook solo soltó una dulce risita y corrió para salir del backstage y poder disfrutar tan bien de la presentación como lo haría el público fuera.

Jimin calmó su respiración, las luces bajaron, el telón subió, cerró los ojos y la música comenzó a sonar.

(...)

Jungkook se había colocado junto a su padre. El señor Jeon lo veía de reojo al notar a su hijo tan ansioso, hacia tiempo no lo veía tan feliz por algo, incluso más que cuando bailaba. Pero no dijo nada, pues al notar que finalmente bajaba la luz y el telón subía, supo que pronto descubriría el porqué de la actitud del pequeño Jeon.

Dance To Live | Kookmin AU Where stories live. Discover now