Impulsos.

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ㅡ Maki

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 Maki.

 No tienes que decirlo, Fushiguro. – susurró la peliverde mientras se acercaba tronando sus dedos.

 ¡Dale con la silla! – escucho por parte de Nobara, quien lo abrazaba como si fuese un pequeño niño al cual proteger.

 ¡Salmón! – ánimo también Toge, el cual estaba igual que Kugisaki.

 ¡Ya les dije que no es lo que creen! – Repitió por doceava vez Gojo, quien se hallaba acorralado por el otro par de alfas en la habitación.

Itadori se sentía bastante perdido, mirando a cada uno de los presentes en su cuarto mientras percibía las caricias de Inumaki en sus cabellos y oía las palabras tranquilizantes por parte de Nobara.

Estaba seguro de que cualquiera que entrara pensaría que estaban locos.

Más cuando ambos omegas pasaron a cubrir sus ojos y oídos en el minuto exacto que Fushiguro y Maki se iban encima de Satoru con la clara intención de golpearlo.


... Recapitulemos.


Dicha mañana había despertado bastante descansado.

Aun cuando las ventanas mostraban una suave nevada, se encontraba cálido por las mantas de la cama y por esos fornidos brazos alrededor de su cintura que lo mantenían apegado a la figura detrás suya.

Volvió a cerrar sus ojos con una pequeña sonrisa dibujándose en sus labios, queriendo seguir de esa forma por unos minutos más. Su diestra dándole un apretoncito a la mano ajena al hallarse entrelazadas, disfrutando de ese aroma cacao que se había apoderado del lugar, percibiendo un tenue cosquilleo por el suave aliento que daba justo en su nuca.

>> Un momento.

Sus parpados se abrieron de golpe al caer en cuenta de la situación.

Un segundo.

E Itadori se encontraba totalmente sonrojado y avergonzado al recordar la situación de anoche.

Pues, no podía hacerse el idiota.

La promesa de Gojo, esos bellos ojos que pudo apreciar por primera vez, su petición al alfa para que no lo dejará esa noche y como había logrado conciliar el sueño gracias a que lo tenía allí: protegiéndolo.

El como había esperado ser besado.

Su pulso se aceleró, llevando ambas manos a cubrir su rostro mientras se regañaba.

>> No puedo creer esto, menos cuando lo trate mal antes.

Porque sí, tras todo lo ocurrido referente a las declaraciones de Junpei y la orden del alfa, apenas retornaron a la casa del albino no dudo en hacerle la ley del hielo y dejarlo con la palabra en la boca al cerrarle la puerta en la cara; encerrándose en su cuarto.

Last Piece ▪︎ GoYuuWhere stories live. Discover now