Quebranto.

4.6K 686 448
                                    

Era la segunda vez en su vida que estaba furioso

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Era la segunda vez en su vida que estaba furioso.

La primera vez había sido cuando decidió que debía poner fin a su podrido clan.

Por eso mismo, Satoru no se consideraba como alguien fácil de irritar. Por el contrario, se necesitaban varias razones de un peso descomunal para siquiera conseguir un mínimo disgusto de su parte. Sus amigos eran los mejores testigos para corroborarlo.

Ahora, en ese preciso instante, con el ataque a su tribu, la muerte de varios de sus súbditos, Toge bañado en su propia sangre, Megumi con la mandíbula quebrada junto con el desgarro en sus mejillas y teniendo a Sukuna sosteniendo y tocando de forma deliberada a su pareja, a Yuuji, frente a él.

Consideraba que eran argumentos de sobra para mostrar esa voraces ganas de matar de la forma más cruel posible a los perpetuadores de dichos crimines.

Es que si había algo que Gojo odiará desde lo más profundo de su corazón.

Era que atacaran o robaran lo que declaraba como suyo.

A su gente.

A su familia.

ㅡ ¿Tu omega? – expresó burlonamente, cogiendo el rostro de Itadori para observar su cuello. – Que extraño... no parece tener ninguna marca de tu parte.

ㅡ No lo toques.

ㅡ Esta totalmente libre y dispuesto para que cualquiera lo marque.

Lo estaba provocando, lo sabía.

>> Joder, lo esta consiguiendo.

Pero también tenía en cuenta que perder los estribos podría ser su condena. El que soltará libremente ese frenesí animal que lo estaba impulsando a arrancar cada extremidad del líder de la tribu Psovke, era un arma de doble filo.

Porque sabía que podría cegarse y dañar no solo a Yuuji en el proceso. Si no, igualmente, a Toge y Megumi que permanecían inconscientes a unos metros detrás de Sukuna.

Era insano, algo demasiado cruel para todas esas voces que demandaban que se liberará.

Que matará.

No obstante, debía seguir aferrándose desesperadamente a ese fino hilo de cordura que aun conservaba.

>> Por los chicos, por Yuuji.

ㅡ Te lo diré una sola vez más, suéltalo.

ㅡ ¿Y sino qué? – contrataco de forma inmediata Sukuna.

Satoru sonrió.

Una mueca torcida y ladina.

Sus pies avanzando hacia donde se hallaba el enemigo, uno que parecía no inmutarse de la repentina cercanía.

Last Piece ▪︎ GoYuuWhere stories live. Discover now