✨Corazón Roto✨

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Kira.

Insistí tanto que no tenía idea que cada vez que lo hacía me humillaba más ante sus malditos pies. En verdad no sé como sentirme, no sé que decir o que hacer ante ésta melodramática situación. No obstante, estaba segura de algo o quizás sólo faltaba que sucediera esto para darme cuenta que la decisión que ahora estaba tomando la debí tomar desde que esa estúpida con cara de inocente entró en nuestras vidas.

Pero preferí ignorarla y luchar por tener un minuto de su atención que aunque ya lo tenía pero no de la forma que yo más anhelaba.

¿Saben lo que se siente enamorarse de una persona que jamás sintió ni la cuarta parte de lo que tu lo haces?

Patético, ¿no? O quizás jodidamente ridículo.

Enamorarme sola -sonreí- Dylan Walquer lo era todo para mí, ¿Saben? Era.. Era el centro de mi vida, la persona que me mantenía en pie y la única que podía entenderme. La única que sabía consolarme cuando más necesitaba esas palabras de aliento que me animaban a seguir y no caerme cómo siempre creyó mi padre, claro si se le puede llamar así.

—Eres una vergüenza para esta familia— su voz cargada de odio y de desprecio me hacen temblar mientras que mi madre lloraba detrás de nosotros— ¡Hazlo de nuevo! ¡Vamos!

Mis manos temblaban al igual que todo mi cuerpo. Estaba a nada de anochecer y estaba cansada. Mi cuerpo no respondía como quería y mis ojos se cerraban lentamente.

—¿Qué esperas estúpida?— escupe con desdén golpeándome con su vara mi tobillo logrando que flexionara mis rodillas. Mis ojos estaban acuosos, a nada de derramar esas malditas lágrimas que me negaba a soltar— Si te vuelves a caer te juro que no me cansaré hasta destrozarte tu espalda.

Y si lo cumplía. Ese día fallé por el cansancio, por la deshidratación que tenía a causa de todos esos días sin poder comer bien o tomar agua que eran parte de su castigo si no cumplía con mi rendimiento en esos crueles entrenamientos. Como lo dijo, me destrozó la espalda a golpes atándome de manos y pies mientras mi madre lloraba a mares suplicando por su piedad, una que jamás vi o pude presenciar.

Negué.

Tan sólo tenía diez años en ese entonces. Una niña sujeta, cumpliendo órdenes de un tirano que sólo descargaba su decepción del trabajo con su propia hija mientras ésta lloraba sin control.

¿Saben quién curó todas y cada una de esas heridas?

Asiento con una sonrisa leve.

Dylan... La persona que creí que podría ser mi salvador y ahora se convierte en mi destrucción.

En mi peor verdugo.

—Cuando me informaron sobre una visita jamás se me ocurrió que la mano derecha de Dylan Walquer estuviera en mi territorio— su voz era demasiado profunda, tanto que varios escalofríos recorrieron mi espina dorsal— Kira....

—Kuznetsov...—musité sintiendo su mirada sobre mí. Era intensa, demasiado para mi gusto pero aún así me atreví a levantar la mirada chocando con sus ojos azules—Kuznetsov... Ese es mi apellido.

Una leve sonrisa curvó sus labios haciendo que levemente mis piernas temblaran.

—¿Ruso?— cuestionó mientras pasaba su intensa y gélida mirada sobre mí. Asenti—Vaya...— dijo con un poco de sorpresa— Tengo entendido que los criados en Rusia son estrictamente entrenados, ¿o me equivoco?

Me fue inevitable no alzar una ceja sin poder comprender el por que de sus palabras. Unas que misteriosamente tocaban un tema muy delicado e íntimo para mi.

—No.—contesté— El entrenamiento militar es esencial en ese país.

—Y a una niña como tu fue la pesadilla de nunca acabar— lo miré con sorpresa y él sólo me observaba con esa macabra sonrisa— Tú padre se encargó perfectamente en entrenarte a tal punto de convertirte en un arma mortal.

Negué sin poder comprender.

¿Cómo mierda sabía eso?

—¿A dónde quiere llegar con todo esto?

Se encogió de hombros restándole importancia.

—Sólo quiero comprobar información que al notar tu reacción es cierta—Me explica tomando asiento delante de un escritorio que ahora que lo veo bien se encuentra viejo y muy deteriorado pero al parecer a él no le importa—Respondeme una cosa preciosa, ¿De verdad estás segura con seguir ahí parada? Por qué sin problema alguno podrías irte y no te mataría.

El miedo se arraiga en lo más profundo de mi pecho haciendo que mis pensamientos fueran de un lado a otro en mi mente.

¿Debería irme y dejar todo cómo está? ¿Irme y dejar de lado mis sentimientos, mi dolor y hacer como si nada fuera pasado?

Negué. Si bien es cierto que los humanos somos vengativos yo no era la excepción. Debía admitirlo, estaba cavando mi propia tumba al quedarme en éste lugar con el demonio más buscado del Reino de la Luz pero si yo caía Alyssa y Dylan también.

¿Dylan la ama? Pues si es así que sufra las consecuencias.

—Sabes perfectamente a que he venido— digo viendo como su sonrisa se ensancha más— Tengo información que puede interesarte. 

No luce impresionado por mis palabras. Aquel demonio solo se limita a cruzar los brazos delante de su pecho mientras no dejaba de mirarme con una sonrisa ladina.

—Y esa información me interesa, ¿Por..?

—Por que si quieres tener a Alyssa en tus manos tienes que conocer cada uno de sus movimientos— respondo tratando de sonar firme y segura— Sé de sobra que no necesitas ayuda y menos sabiendo quien realmente eres tú y de lo que eres capaz. Sin embargo, desconoces sus pasos a seguir además de que podría servirte de ayuda.

Alza una ceja al terminar de escucharme. Su sonrisa se desaparece y eso me confunde completamente. Puede que mi juego de hacerme la fuerte e inteligente es un arma de doble filo considerando a quien tengo al frente de mi.

—¿Estás consciente que a partir de éste momento te has convertido en mi súbdita y tendrás que obedecerme en cada una de mis órdenes?—preguntó mientras tomaba entre sus dedos un cigarrillo para minutos después encenderlo dejando escapar aquel humo tan asqueroso para mi—Si te ordeno que mates a Dylan tendrás que hacerlo—me miró directamente a los ojos logrando que la incertidumbre se apoderara de una pequeña parte de mi cuerpo. Sin embargo, los humanos somos tercos y más cuando se trata de la venganza y ésta era mucho más grande que todo— ¿Estás segura de hacerlo?

No voy a negarlo. Lo pensé, lo dudé por un segundo sobre mi decisión pero, los ignoré completamente. Además era de sobras decir que aquel demonio sentado frente de mí estaba probándome y no lo defraudaría. 

—Si.— contesté sin titubear— Si, pienso hacerlo.

Su sonrisa creció aún más tanto que me dio mucho escalofríos.

—Dylan te daño tanto preciosa— murmuró pero cada una de sus palabras eran veneno más para mi rabia y dolor— Tanto que ahora solo quieres dolor...

—Y destrucción...— completé de la manera más fría posible— Quiero destruirlo así como él lo hizo lentamente conmigo.

Era una mujer herida capaz de todo para saciar  mi dolor y decepción, sólo esperaba que mis próximas decisiones no me hicieran retroceder. Por que de algo si estaba segura es que estaba dispuesta a todo con tal de ver lágrimas en sus ojos así como yo muchas veces los tuve por él, así como verlo derrotado ante mí y lo iba a cumplir.

Lo juro. 

Alyssa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora